¿La creatividad es fruto del caos y las crisis, o es una crisis en sí misma?
Una mujer brillante, la psicóloga Marly Kuenerz, nacida en Brasil, autora de “El Juego de la Atención” (1991), entre otros, dice: “la creatividad es para la estructura que nos sostiene, equivalente al caos, a una crisis”.
Es decir, más que hablar de la crisis con la obviedad de que “es una oportunidad”, ella la propone como lo que realmente es: un caos que amenaza nuestra estructura, frágil, rígida, y generalmente instalada entre los 0 y 7 años y generadora de respuestas automáticas. La creación, por tanto, emerge espontáneamente para sacarnos de ese conflicto que nuestro sistema nervioso, y toda nuestra batería de creencias y experiencias, identifica como una amenaza.
Dicho de otra forma, la creatividad irrumpe ante algún desafío, alguna duda, algún estímulo novedoso o amenazante, y si nuestra estructura es capaz de darle una explicación, todo sigue sin mayor problema. Pero si no lo logra, el caos aparece y nuestra estructura en un principio “se queda sin conducta”.
Para que se desencadene este proceso crisis-creatividad-homeostasis, ya sabemos que se requiere de un estímulo que nos “afecte”, y para que nos afecte debemos percibirlo, es decir que nuestra atención, en uno o muchos de sus diferentes niveles, se despierte y concentre en dicho estímulo. Si nos detenemos un poco en la atención, podemos a grandes rasgos explicar que en el procesamiento de esta se ven involucradas múltiples estructuras neuroanatómicas, que van desde uno o más sentidos que captan en primera instancia el estímulo, después el tronco encefálico, el cerebelo, estructuras subcorticales, hasta regiones asociativas de la corteza cerebral. Estas estructuras procesan la información de dicho estímulo, y este procesamiento también es único y creativo, como lo es cada ser humano, único y creativo.
Podríamos hablar entonces también de la creatividad de las estructuras corporales en tanto a su historial de estímulos recibidos durante su vida y capacidades fisio/psicológicas.
Sin tratar de identificar en qué minuto o cómo se gestan ciertos talentos específicos y presuponiendo que en cada individuo coexisten uno o más de estos, imaginemos cómo es la respuesta de un “artista” frente a un estímulo de información que lo conmueve. Las cualidades de lo que emerge después de este estímulo/golpe y lo que convoca a la creatividad en estos individuos con talento artístico emerge como sublime, mágico, sobrenatural. En este espacio paradigmático único, lugar caótico y luminoso, se gestan monstruos seductores, frases que emocionan, sonidos que producen escalofríos y sabores extraordinarios que nos intoxican de placer.
Si nos enfocamos ahora sólo en los artistas y creativos, sabemos que muchos son y han sido históricamente diagnosticados con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). El TDAH incluye una combinación de problemas persistentes u oportunidades gloriosas para el tema que nos convoca en este texto; tales como dificultad para mantener la atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo.
Como consecuencia de esta “intranquilidad” e impulsividad muchas veces surge la polimatía, o capacidad de sentir una curiosidad infinita cuya inquietud intelectual no se orienta hacia un ámbito concreto del conocimiento.
“… en todas las edades de oro han surgido polímatas que con sus aportaciones han contribuido al desarrollo de la humanidad… La polimatía en sí misma, aumenta la creatividad, la resiliencia y la polivalencia del individuo…” Polimatía para nutrir la creatividad, P.Bree, 2021.
Históricamente ha habido polímatas célebres como el clásico Leonardo da Vinci, que no sólo era artista sino científico e ingeniero; la popular Lady Gaga, cantante y actriz, o nuestra Francisca Feuereisen, guionista esquizofrénica, humorista hilarante, pintora en vías de consagrarse, cocinera improvisada y quién sabe qué más.
Existen también muchos ejemplos de grandes emprendedores que gracias a sus múltiples conocimientos han sido capaces de generar resultados que no sólo impactan, sino que también han logrado cambiar paradigmas. Gracias justamente a que sus estructuras neurofisiológicas fueron lo suficientemente nutridas con distintos conocimientos y que sus talentos han sido expuestos a variados estímulos, lograron ser capaces de generar obras notables en múltiples escenarios, formatos y disciplinas; haciendo cruces inimaginables y sorprendentes.
Los especialistas claramente son capaces de entrar a las máximas profundidades en sus ámbitos específicos de acción, pero son las polímatas los que generan puentes, conexiones y encuentros realmente formidables.
En este tiempo en que se nos mide principalmente por nuestros resultados y, más aún por los resultados “visibles”, no olvidemos que los polímatas pueden demorar más de lo común en cuajar y arrojar resultados “visibles”, pero en el intertanto seguramente están ampliando aún más su rango de acción/pensamiento y exponiendo sus talentos múltiples a nuevos desafíos que en algún momento provocarán un gran cambio.
Creo que el llamado es a dar espacio a esta curiosidad inagotable que se nutre ad eternum de conocimientos de diversas áreas, promover esta multiplicidad de intereses, salir del pensamiento pragmático y unilateral en que lo plural, paralelo, diverso y simultáneo resulta una amenaza a la prosperidad y al crecimiento lineal y deseable.
Bienvenidos entonces los distraídos, los dispersos, los múltiples, los que se despistan y desvían. Bienvenidos los desaciertos y equivocaciones que terminan en belleza. Bienvenidas las sorpresas y el caos.
Bienvenidos polímatas, estamos todos a la espera de aplaudir sus futuros monstruos extraordinarios.
Monica Seguel nació en Santiago y vivió parte de su infancia en España y en Estados Unidos. Estudió Diseño en la Universidad Católica de Chile, tiene un diplomado en Gestión y Administración Cultural de la Universidad de Chile, un postgrado en Psicología Transpersonal y está graduada en Psicología.
Se ha desempeñado en distintas áreas del diseño y en la gestión de proyectos culturales, como consultora en la psicología transpersonal y ha impartido talleres de escritura y análisis literario.
En 2006 fue coguionista de la serie Casados, de Chilevisión, que fue nominada al Mejor Guión de Televisión de los Premios Altazor, y en el año 2009 publica el Color del Agua, su primer libro.
Qué gran texto inspirador. Abres esta puerta y nos permites deslumbrarnos con la genialidad de tu reflexión!! Gracias por mostrarnos la luz de la polimatía!
Muchas gracias por tu comentario en nombre de Mónica a quien transmitiremos tu mensaje.
Que interesante y novedoso tema, tan claro y bien escrito ademas! Gracias Monica por instruirnos siempre y compartir tu valiosas reflexiones.
En nombre de Mónica muchas gracias