Corre el año 1972 en una Argentina desgarrada por el enfrentamiento y la violencia política. Es imposible caminar por el hall central de la Facultad de Filosofía y Letras, sin chocar con un cartel de alguna agrupación de izquierda que cuelga del techo. El clima dentro de ese espacio repleto de jóvenes estudiantes es agobiante: el ambiente está enrarecido por el humo de los cigarrillos, el calor y las proclamas políticas.

«Que lindo, que lindo, que lindo que va a ser el Hospital de niños en el Sheraton Hotel»

En un salón contiguo brilla la luz que emite un proyector, en una pantalla ubicada contra una pared se puede ver un film documental dirigido por Octavio Getino y Pino Solanas. El auditorio acompaña con aplausos y con cánticos cada uno de los tramos de una extensa entrevista al General Perón filmada en el año 1971 en su casa de Puerta de Hierro, en Madrid, donde se hallaba exiliado. 

«Perón, Evita, la patria socialista»

Luego de unos minutos es difícil mantener la atención en medio de ese ámbito efervescente y contestatario, claro reflejo de una sociedad convulsionada, cuyo destino político desembocará en el regreso de Perón para asumir su tercer mandato, luego su muerte, y finalmente, en el fatídico golpe cívico-militar.

 «Paredón, Paredón, Paredón, Paredón a todos los milicos que vendieron la nación»

Octavio Getino

El cineasta y político Fernando «Pino» Solanas junto a Octavio Getino realizaron dos documentales titulados: «Perón: Actualización política y doctrinaria para la toma del poder» y «Perón, la revolución justicialista».

Ambos testimonios contaron con la aprobación del líder del movimiento justicialista para que fueran difundidos en forma clandestina como material político para la militancia juvenil de los años 70′.

Anuncio de la película «La hora de los hornos»

Luego de filmar en 1968 la antológica película «La hora de los hornos» y conformar el grupo «Cine de Liberación», un joven Pino Solanas logra vincularse con Perón y le propone reunir un material fílmico, a través de una entrevista, para difundir su pensamiento sobre la actualidad política y su proyecto para volver a gobernar Argentina.

En dicho encuentro, Perón describe a su movimiento político como un espacio muy amplio, «ni sectario ni excluyente», e insiste en el concepto de la «tercera posición» frente a la bipolaridad reinante en ese momento en plena Guerra Fría.

Juan Domingo Perón en su residencia de «Puerta de Hierro»

En el documental también repite que “el año 2000 nos encontrará unidos o dominados” y señala que “peronista es todo aquel que cumple con la ideología y la doctrina justicialista”.

Otra de las definiciones de Perón en la entrevista lograda por Solanas y Getino fue: “Mandar es obligar, pero gobernar es persuadir. Siempre digo que es mejor persuadir a los hombres que mandarlos”. 

El día 1 de Mayo del ’74 en la celebración del «Día del trabajador» y puesto en la disyuntiva de tener que elegir entre los dos sectores en pugna: la derecha sindical y la izquierda representada por la Tendencia Revolucionaria, Perón expulsó de la Plaza de Mayo y de su movimiento a «esos estúpidos imberbes», en una actitud política menos inclusiva que la proclamada. Fue, en cambio, la dramática escenificación de la ruptura del líder con la que hasta hacía poco tiempo era su “juventud maravillosa”, la organización político militar Montoneros.

De esta manera «persuasiva» Perón definió el rumbo que tomaría su gobierno en lo sucesivo, en el que sería el anteúltimo acto político antes de su final. Lo cierto es que ya no hubo retorno, porque Perón murió de una afección cardíaca dos meses después el 1 de julio del ’74, tras haber consagrado al pueblo como a su único heredero el 12 de junio del mismo año, cuando en un frío día de invierno se despidió con estas palabras inolvidables: “Llevo en mis oídos la más maravillosa música que para mí es la palabra del Pueblo Argentino”.