Ingmar Bergman: el cine en estado puro

De Alter Pablo Rozental

08 de Oct de 2023

Ingmar Bergman

«El arte tiene que ser útil porque lo más importante que hay en la vida es el hecho de que estamos aquí con otros». Ingmar Bergman.

Nacido en Uppsala, Suecia en 1918, Ingmar Bergman creció en una familia con una rigurosa educación religiosa. Su padre era pastor luterano. Estudió en la Universidad de Estocolmo y se licenció en Literatura e Historia del Arte. Más tarde incursionó en el mundo del teatro, una de sus grandes pasiones e influencias. El amor, la soledad, la infancia, la muerte y la religión son los grandes temas universales en los que el gran director sueco ahondó a lo largo de su extensa carrera.

«El séptimo sello» (1957)

En 1946, dirigió su primera película «Crisis». Su reconocimiento internacional llegó en el Festival de Cannes con «Sonrisas de una noche de verano» (1956). En 1957, dirige «El séptimo sello», con una gran repercusión en el público. Ubicada en la Edad Media, un soldado vuelve de las Cruzadas y ve a su pueblo devastado por la guerra y la peste. Perseguido por la muerte como una figura encapuchada y pálida que lo viene a buscar, la desafía jugándole una interminable partida de ajedrez. Bergman admitió que la muerte lo aterrorizaba. Filmada en blanco y negro, la imagen del tablero de ajedrez en la playa, quedó en el «inconsciente colectivo» del cine contemporáneo para siempre. 

De 1957 al 1960, dirige las películas que lo definieron como autor: «Fresas salvajes», sobre un viejo profesor que se reconcilia tardíamente con su familia y su pasado y «El Manantial de la doncella», una dura historia medieval basada en una vieja leyenda sueca sobre violación y venganza con la que obtiene su primer premio Oscar. Corresponden a la segunda etapa del realizador, marcada por sus obsesiones religiosas y la preocupación por el silencio y la ausencia de Dios.

Ingmar Bergman junto a su director de fotografía Sven Nikvist

Luego llegará la parte más psicológica de su cine siendo «Persona» (1966), su película más emblemática. Liv Ullmann y Bibi Andersson fueron sus protagonistas representando dos facetas de un mismo ser. En todo este ciclo, los primeros planos son una constante en su manera de filmar. Durante la filmación de «Luz de invierno» (1963) su obsesión por la iluminación lo llevó, junto a su director de fotografía Sven Nykvist, a sentarse en el banco de un iglesia desde las once de la mañana hasta las dos de la tarde para observar cómo iba modificándose la luminosidad. En el invierno sueco no hay sol y una tenue iluminación gris proveniente de las nubes resultó ser el marco ideal para filmar la totalidad del film. Para caracterizar a su cine, además de los actores/personajes y la historia adecuada, necesitaba construir una escenografía visual con la presencia de nubes, árboles y visillos que amortiguaran la luz, la suavizaran y la movilizaran. Dosificaba su brillo en pequeñas destellos desvaneciéndola con delicada lentitud en un rostro (como en el caso de Liv Ullmann, en «Persona»), hasta que sólo quedaba dibujada una silueta. A la brevedad de la luz le sumaba el aislamiento y la soledad propias de Suecia con tan poca gente desperdigada en un territorio extenso y hostil; en este contexto sus actores solían permanecer en silencio o las escenas se desarrollaban sin otro sonido que el de la naturaleza: el rumor del viento, el goteo del agua o el mecánico tictac de toda clase de relojes. Observaba a sus criaturas como marionetas cuyas vidas se desmoronaban inexorablemente hacia un estado de «vacío absoluto», en el que la ausencia de Dios quedaba al descubierto. Sus personajes que se juzgan a sí mismos a través de ventanas o reflejados en espejos, son seres conflictuados contemplando sus aspectos más sombríos. Bergman posaba implacablemente su cámara sobre sus caras disolviendo sus máscaras, aproximándose de esa manera a la verdad.

«El Silencio» (1963)

Más tarde, el film «Gritos y susurros» (1972), con una gran fotografía y escaso diálogo, representa el comienzo de una etapa en la que el cineasta se ocupa de las temáticas familiares. En «Escenas de la vida conyugal» (1973), describe la rutina, la hipocresía y la asfixia familiar. En 1976 filma «Cara a Cara», con Liv Ullmann y Erland Josephson y posteriormente debe abandonar su país acusado de evadir impuestos.  Se instala en Alemania para rodar «El huevo de la serpiente», sobre el origen del nazismo. En 1978, estrena «Sonata otoñal», basada en la relación entre una madre y su hija con Liv Ullmann e Ingrid Bergman actuando por primera vez con el director. Con «Fanny y Alexander» (1982), ganó el Oscar a mejor película extranjera y el Globo de Oro y fue su despedida del celuloide. 

«Fanny y Alexander» (1982)

En esta memorable película describe con total honestidad su infancia en la que había sido criado como hijo de un pastor luterano, sometido a castigos corporales en medio de una gran religiosidad. En este film incorpora el uso del color, al que no había recurrido anteriormente, donde recrea minuciosamente un mundo fantástico con la ayuda de un gran vestuario y ambientación de época.

«Tengo una profunda fijación con mi infancia. Algunas impresiones son extremadamente vívidas, la luz, el olor y todo eso. Hay momentos en los que puedo pasear por el paisaje de mi infancia, por habitaciones de hace tiempos, recordar cómo estaban amuebladas, donde colgaban los cuadros en las paredes, cómo era la luz, es como una película, pequeños trozos de una película que pongo en marcha y puedo reconstruir hasta el último detalle, excepto su olor», decía el cineasta.

Bergman en la playa de Surdersand en la isla de Farõ. Foto: Leif Engberg

Algunos de sus grandes actores y actrices fueron: Ingrid Thulin, Max Von Sydow, Bibi Andresson y Liv Ullmann. Dejó el cine para volver al teatro, al que nunca abandonó del todo y realizó algunas películas para televisión. La última «Saraband» (2003), en la que retoma los personajes de «Escenas de la vida conyugal » y los ubica en la vejez. También participó como regisseur en la puesta de la ópera «La flauta mágica», de Wolfgang Amadeus Mozart. Filmó alrededor de cuarenta películas sin contar sus documentales. Murió el 30 de julio de 2007 a los ochenta y nueve años en la Isla de Farõ, lugar a donde se había retirado. Casualmente ese mismo día también murió el gran cineasta italiano Michelangelo Antonioni.

 

 

Categorías: Cine y Series | Destacadas
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4 Comentarios

  1. Valeria Bussmann

    Un cineasta inolvidable.magnifico .de una profundidad inalcanzable.

    Responder
    • unaisladeideas

      Muchas gracias por tu comentario!! Bergman el último gran director/ autor de cine.

      Responder
  2. Pablo Diaz

    Un director de cine y teatro magnífico!!!

    Responder
    • unaisladeideas

      Muchas gracias por tu comentario!!

      Responder

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