Brando

De Alter Pablo Rozental

05 de Abr de 2021

Marlon Brando fue uno de los últimos actores de cine capaces de sostener con su sola presencia, todo el peso de un film. Es lo que sucede en «Último tango en París», coproducción ítalo-francesa del año 1972, del director italiano Bernardo Bertolucci; famosa y polémica por el contenido de algunas escenas sexuales, inéditas en el cine de aquel momento.

El film nos presenta a su protagonista Paul (Marlon Brando), un norteamericano residiendo en París, atravesando una situación límite en su vida, completamente desbordado por las emociones que le genera un suceso reciente. El encuentro casual con Jeanne (María Schneider), una joven a punto de casarse, es utilizado como una evasión y opera como el último recurso que encuentra para recuperar el timón de su vida que percibe a la deriva como un náufrago en un mar embravecido y lleno de oscuridad.

El encuentro entre Paul y Jeanne, es una unión entre dos seres solitarios y muy distintos. Una entrega a través del sexo puro, sin cuestionarios, sin historias ni excusas, sin nombres ni identidades, puramente compulsiva. Una de las secuencias más logradas del relato es ese sorpresivo intercambio de ruidos y gruñidos, donde Paul y Jeanne se complementan y se reconocen, sin necesidad de apelar a las convenciones sociales. En una pretensión finalmente utópica de dejar de lado sus propias historias y preconceptos, de privilegiar únicamente al cuerpo como instrumento traductor de la pasión.

Afiche polaco de «Último tango en Paris» (1972)

El valor de la película transcurre por todos esos intentos, tal vez inconscientes, que hace el protagonista por aferrarse desesperadamente a una salida que sabe inexistente pero a la que, de todas formas, no renuncia. Lo sustancial se desplaza a esos encuentros clandestinos entre estos dos seres desconocidos, en un ambiente despojado de un departamento, que se suceden a lo largo de la narración. Todo lo que ocurre en las demás escenas de la película parece ajeno y dichas secuencias resultan anodinas y forzadas. El relato sólo recupera fuerza y retoma sentido cuando Brando ocupa la pantalla y su sola figura acapara nuestra atención.

Astor Piazzola estuvo a punto de componer la banda sonora de la película, pero Bertolucci se decidió por el Gato Barbieri, cuyo sonido del saxo le parecía más adecuado para retratar el clima de la historia.

La fotografía a cargo de Vittorio Storaro (el mismo fotógrafo de Fellini) le posibilita a Bertolucci ofrecer su visión y su mirada, a través de un Brando que es el verdadero «dueño» de la película. La verdad de «‘El último tango en París» está en su carismática actuación.

Categorías: Cine y Series
Etiquetas:

Escuchar artículo

El módulo no puede ser renderizado porque el contenido solicitado no es (ya) accesible. Póngase en contacto con el administrador para obtener acceso.

2 Comentarios

  1. Ella Barrientos

    Muy cierto,Brando llena la pantalla con su sola presencia. Una película de vanguardia,la música de gato Barbieri y Paris como telón de fondo.
    Gran película de Bertolucci y con Brando que como tu dices lleva la carga de la película sobre sus hombros.

    Responder
    • unaisladeideas

      » El último tango en Paris», además de ser una película muy polémica, contiene una gran carga emocional. A muchos de nuestra generación nos produjo un gran impacto verla. Muchas gracias por tu comentario!

      Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Search
Generic filters

COMPARTE ESTA NOTICIA

Suscríbete en nuestro boletín

Loading

Artículos que te pueden interesar

Últimos artículos