El mar y el fondo marino siguen siendo una incógnita para la humanidad. Se cree que las ballenas existen desde hace 55 millones de años, estos maravillosos cetáceos han sido capaces de adaptarse y prosperar incluso con cambios significativos del entorno. Las ballenas son el claro exponente de lo que somos capaces de hacer como especie, de la grandeza y las miserias del ser humano. Casi acabamos con ellas debido al desarrollo de la voraz industria ballenera para conseguir su preciado aceite. A excepción de las orcas, los únicos depredadores naturales de las ballenas son los humanos. Ahora las destruimos a través del medio ambiente natural con la contaminación de las aguas y de los plásticos, la sobreexplotación pesquera y el tráfico marítimo.
Lo que tal vez no sabemos es que estos increíbles cetáceos pueden contribuir enormemente a la minimización de los efectos del cambio climático. Especialmente, conociendo los efectos multidimensionales de este fenómeno, que nos afecta a todos por igual.
El océano cubre el 72% de la superficie terrestre siendo clave para la vida y parte fundamental del equilibrio del clima global. Los océanos son termorreguladores, mantienen al planeta en una temperatura óptima, absorben mil veces más el calor que la atmósfera y lo redistribuyen por medio de las corrientes oceánicas y del intercambio con ella. Poseen el 96% de toda el agua del planeta. Todos los habitantes de la tierra dependemos directa o indirectamente de los océanos, gracias a que nos proporcionan la mitad del oxígeno que respiramos.
La importancia de los bosques para eliminar el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera es reconocida. Sin embargo, los océanos no sólo lo absorben, sino que lo atrapan y no lo dejan salir, lo que los transforma en el recipiente de carbono más grande del mundo. Cerca del 90% del CO2 del planeta es reciclado por los océanos y está almacenado en el fondo del mar.
Según el Foro Económico Mundial, el fracaso actual para mitigar los efectos del cambio climático se encuentra entre los mayores riesgos para nuestro planeta, en términos ambientales, económicos y de salud. Hasta la fecha, ningún esfuerzo global ha considerado la importancia de los océanos como un sumidero de carbono y el importante papel ecológico que juegan las ballenas en la mitigación del cambio climático, ni tampoco, en los devastadores impactos que provocaría su eliminación de los ecosistemas marinos.
El mundo científico reconoce en las ballenas su importante rol al “secuestrar” el carbono, y que al morir, proporcionan hábitats para organismos de aguas profundas. Las ballenas contribuyen a la eliminación del carbono de la atmósfera a través de la acumulación de grandes cantidades en sus propios cuerpos. Una vez que mueren, suelen hundirse hasta el fondo del mar, contribuyendo a que los océanos sean el mayor almacén de CO2 del planeta. Una sola ballena gris de cuarenta toneladas es capaz de absorber dos toneladas de carbono, que podría quedar atrapado en el fondo marino por más de dos mil años.
En el siglo XX, la caza de ballenas fue indiscriminada, por lo cual resulta indispensable recuperar su población. La evidencia científica sobre el rol que tienen las ballenas en mantener vivos a los océanos y su contribución al “secuestro” de carbono, hace que su conservación y recuperación sea clave como estrategia paliativa para combatir el cambio climático.
Por otra parte, el tráfico marítimo es una de las principales amenazas para los mamíferos marinos, debido a las lesiones y varamientos producidos por las colisiones y por el ruido que generan. Entre las consecuencias más comunes están las lesiones auditivas y pérdida de probabilidad de comunicación. El 90% de las mercancías a nivel mundial es transportada a través de los océanos. Estas embarcaciones son cada vez de mayor tamaño y más rápidas, aumentando la amenaza para las ballenas. La reducción de las colisiones es un tema complejo de abordar, producto de la diferencia de factores según las regiones y estaciones. Además, muchas colisiones pueden pasar desapercibidas. Entre los años 2007 y 2016, se estima que 1.200 embarcaciones colisionaron con ballenas.
Iniciativas como “The Blue BOAT Initiative” (Buoy Oceanographic Alert Technology) se orientan a proteger esta especie y a visibilizar la importancia de las ballenas en la minimización de los efectos del cambio climático. Se trata de un proyecto patrocinado por el Ministerio del Medio Ambiente de Chile, y desarrollado conjuntamente con Fundación MERI (fundación que trabaja para la conservación y el manejo sustentable de los ecosistemas terrestres y marinos de la Patagonia). Conectará la primera red sudamericana de sonoboyas, que permitirá en tiempo real, avisar de la presencia de ballenas a las embarcaciones de la zona, para que éstas reduzcan su velocidad y disminuya el riesgo de colisión y ruido submarino. Contribuir al cuidado de las ballenas y monitorear el estado de salud del mar resultará clave para nuestra sobrevivencia como especie.
Desde nuestro blog promovemos la adquisición de conciencia crítica sobre el impacto del accionar humano hacia toda forma de vida en la tierra. La expresión: “shoot for the moon” significa: “disparar a la luna”. Quiere decir poner el punto de mira en una meta grandiosa, por inaccesible que parezca. ¿Seremos capaces de salvar a las ballenas? ¿Lograremos dejar de destruir nuestro hábitat? ¿Cuál será el legado ecológico que dejaremos a las generaciones venideras? Salvar a las ballenas constituye un desafío crucial, un imperativo ético y una prioridad planetaria.
En abril del 2015, un grupo de más de 30 ballenas de la especie sei se varó en el golfo de Penas en Chile. En diciembre del mismo año, se informó que en realidad el número de ballenas varadas entre el golfo de Penas y Puerto Natales ascendía a 337, diez veces más de lo originalmente estimado. Se trataría del mayor suceso de esta naturaleza consignado en el mundo. Hasta hoy se estudian las razones para entender este terrible desastre ecológico, y si bien se han planteado algunas hipótesis para explicar las multitudinarias muertes, las causas siguen siendo un misterio. Este hecho real dio origen al cuento: “Bailahuén, la voz de las ballenas del sur” de la autora Marilú Ortiz de Rozas y fue la inspiración para la publicación de esta nota.
Muy interesante e ilustrativo el artículo. Felicitaciones
Muchas gracias por apoyarnos! Las ballenas son la puerta de entrada en los océanos para mitigar el cambio climático.
“Shoot for the moon”!, eso predica y practica el gran equipo de «Unaisladeideas».Gracias por otra nueva contribución, por saludarnos y detenernos en la carrera loca del día a día para empujar a darnos cuenta que no somos solo nosotros…que hay mas ombligos que el propio!…Un abrazo!!
Muchas gracias por tu hermoso y emocionante mensaje! Nos da un impulso vital y creador!
Muy interesante lo que he leído, sobre la importancia que las ballenas tienen para el planeta Tierra. Esperemos que el Mundo Humano tome conciencia, del Mundo Sub-acuático para la sobrevivencia nuestra y del futuro. ¡Excelente idea lo del aviso anticipado de los Barcos, cuando se acerquen al sector de ballenas!
Parecería que la raza humana insiste en desconocer el impacto de sus abusos sobre otras especies. Necesitamos más conciencia ambiental, gracias por la información!