Tapar el sol con las manos

De Alter Pablo Rozental

20 de Nov de 2021

«La gestualidad sin sonrisas en el búnker de Juntos por el Cambio en Costa Salguero dió alas a la ficción del triunfo del Frente de Todos» La Nación, Domingo, 21 de noviembre de 2021

Si algún desprevenido hubiera encendido el televisor el domingo pasado, entre las 21 y las 21.30 horas y contempló las imágenes del búnker del Frente de Todos sin saber los resultados de la elección de medio término, habría pensado en un gran triunfo del oficialismo. De haber optado por mantener el televisor en silencio, los rostros, los gestos y las posturas físicas de sus candidatos en el escenario los mostraban extasiados. 

Antes de esta insólita escena, y con un mensaje institucional grabado en la quinta de Olivos en un hecho inédito después de una elección, el presidente anunció el relanzamiento de su gobierno, insistió en la necesidad de llegar a un acuerdo con el FMI antes de fin de año e hizo una convocatoria a dialogar a los distintos actores sociales para llegar a una síntesis. Luego en el acto del «Día de la Militancia», excluyó nada menos que al expresidente Mauricio Macri y a Javier Milei, revelación electoral al obtener el tercer puesto en la ciudad.

También recordé el mismo «festejo» en las elecciones pasadas (PASO), en las que también perdieron, aunque en esa oportunidad lo habían hecho antes de conocerse los resultados. Para reafirmar el clima festivo, en medio del fracaso electoral, el presidente invitó a la eufórica audiencia a «festejar» el triunfo en la Plaza de Mayo, en el día de la «Militancia Peronista». «Salgamos a festejar este triunfo como corresponde», dijo exultante.

Alberto y Cristina

Mientras tanto y ya con la mayoría de los votos contabilizados, los números señalaban algo muy distinto de lo que nos mostraban las imágenes: en síntesis la oposición había ganado por diez puntos en todo el país y el oficialismo había perdido la estratégica mayoría en el Senado. Además de haber vuelto a perder en la provincia de Buenos Aires (es cierto, que por muy poco), en CABA, en Córdoba, Santa fé y Entre ríos, entre otros importantes centros poblados.  

Como en otras ocasiones, aunque ahora se podía percibir nítidamente, el «realismo mágico» se había adueñado del discurso oficial, anteponiendo el deseo a los hechos en un claro intento por tergiversar la realidad. Esta obsesión por imponer una visión desalineada de lo fáctico no es nueva, pero no deja de ser una anomalía teniendo en cuenta que el peso de la verdad objetiva siempre termina imponiéndose.

En éstos días algunos periodistas empezaron a ejercer como médicos haciendo diagnósticos caracterizando al presidente con rasgos seniles. No creo que la alienación que caracteriza a esta administración se pueda entender como una cuestión médica, sino como el ya deshilachado convencimiento de que con el «relato» se puede sustituir a la verdad histórica. 

Quizás influidos por esta frase atribuida a Joseph Goebbels. Que, en realidad, pronunció Lenín: «Miente, miente que algo queda«.

Este gobierno en la cabeza de su máxima expresión, ya hace mucho tiempo que perdió credibilidad, y su comportamiento luego de las elecciones, sumado a un discurso errático y vacío de contenido en el acto de Plaza de Mayo, no hacen más que confirmarlo.

Quizás deberíamos prestar atención a la democracia chilena que avanza hacia una nueva Constitución acorde a los nuevos tiempos: más inclusiva y respetuosa de las diversidades. En ese sentido quiero rescatar un fragmento del discurso de Agustín Squella, convencional constituyente, durante su discurso de presentación en la Convención Constitucional.

 «Será la tolerancia activa, no la pasiva, la que nos conducirá a los acuerdos que precisamos. La tolerancia no es la virtud de los débiles. Es la de los fuertes que se saben falibles y cuentan con la posibilidad de aprender de los demás. Pero tiene que tratarse de una tolerancia activa como práctica real, constante, y no sólo como una palabra que se repite en nombre de la corrección política o moral».

Categorías: Crónicas
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1 Comentario

  1. Gonzalez R.C.

    Comentariolo que envilece la política es la tergiversación de la comunicación en relacion al significado de la palabra.
    Tanto la reacción oficialista al resultado electoral; cuanto al comentario de la nota. Es obvio que la intención es de buscar mantener en alta la moral militante y de simpatizantes. Sí así es correcto…es otra discusión.
    Yo en particular encuentro al presi un retardado.

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