Feminismo y educación para la igualdad

De Susana Oviedo

23 de Oct de 2021

En parte de nuestra sociedad y para muchas personas, el feminismo es un concepto mal interpretado que contiene una connotación negativa en donde sobreabundan los estereotipos que limitan nuestro pensamiento: aversión a los hombres, superioridad femenina, “el feminismo está en contra de la familia”, y una serie de preconceptos que existen en torno a él.

Hace un mes atrás, en el marco de su encuentro en un panel de debate en Düsseldorf, Alemania, leí las reflexiones sobre feminismo de la actualmente ex-canciller alemana Angela Merkel (1954) y la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie (1977).  Chimamanda es una reconocida militante feminista y autora del ensayo “Todos deberíamos ser feministas” (2015). En el caso de Angela Merkel, más que imitar el rol masculino, con su figura ha ayudado a dar una nueva definición al papel de la mujer en la política, en la academia, en el hogar y en la pareja. Es interesante resumir algunos aspectos de la conversación de estas dos referentes en sus respectivas áreas de acción, representantes de dos continentes tan diversos. 

La ex-canciller Angela Merkel, tras 16 años al mando de Alemania, deja atrás un país que ha cambiado profundamente. Alemania es uno de los países más ricos del mundo, con una  clase media numerosa y satisfecha con sus logros y su  estabilidad. 

El padre disfrutando de uno de los permisos parentales pagados, parejas del mismo sexo criando a sus hijos, la mujer inmigrante con hiyab que trabaja en una escuela donde la mayoría de los estudiantes tiene pasaporte aleman. A pesar de ser conservadora, Merkel no se opuso a los cambios al romper los paradigmas de los valores  familiares tradicionales. Convirtió a Alemania en una sociedad moderna y más humanitaria. Es posible que se la recuerde por  su decisión de acoger a más de un millón de refugiados (2015-2016) en circunstancias en las que la mayoría de las naciones occidentales los rechazaban. Los hechos hablan más que sus palabras, muchas de sus acciones son feministas sin que haya que reivindicarlas. Ningún  otro líder democrático ha durado más tiempo en el poder. Merkel deja su cargo como la política más popular de Alemania. 

Angela Merkel afirma: «Sí, soy feminista». Es la primera vez que lo dice sin tapujos. «Lo que he dicho en el pasado sobre este aspecto ha sido un poco tímido, hoy mi opinión está más pensada y puedo decir, que sí… todas deberíamos ser feministas. En lo esencial, el feminismo consiste en sostener la idea de que los hombres y las mujeres deberían considerarse como iguales en su participación en la vida en sociedad a lo largo de la misma. En este sentido, yo soy feminista». En el pasado tuvo declaraciones un poco ambiguas al respecto. Específicamente, en la cumbre «Women 20″, en Berlín 2017, esquivó la pregunta. “En lo que respecta al feminismo, creo que realmente hay muchas mujeres que han hecho mucho más que yo por la igualdad de derechos. Sin embargo, también he logrado algunas cosas», afirmaba, argumentando respaldar la igualdad de derechos tanto por una motivación social como por interés propio: «No sólo porque soy mujer, sino también porque como política he visto a lo largo del tiempo que, a menos que se tomen medidas, la situación cambiará muy poco».

Merkel creció en la antigua Alemania del Este. Haberse educado en un ambiente inclusivo, junto a personas con discapacidades mentales y físicas, unido a haber estudiado Física en la universidad, una carrera en la cual el porcentaje de mujeres es mínimo, marcaron su niñez y su juventud. En muchas ocasiones, en sus estudios de Física, Angela Merkel tuvo que disputar codo a codo una mesa para ejecutar sus experimentos, lo cual le enseñó a luchar por su lugar. Estos hechos forjaron su carácter, lo cual le permitió a través de los años, entre otras cosas, manejarse de manera brillante frente a los líderes  de las naciones mas influyentes.

Por su parte, la escritora y activista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie es una reconocida militante feminista que con su ensayo “Todos deberíamos ser feministas” (2015) planteó con inteligencia y humor que ser feminista no es únicamente cosa de mujeres, explorando el rol actual de la mujer e invitándonos a reflexionar sobre este tema. Nos habla de los estereotipos en los que hombres y mujeres se sienten obligados a encajar aún en nuestros días. Si bien algunos de los ejemplos que describe en su libro podrían tener mayor ocurrencia en el continente africano, la mayoría de ellos son universales y nos atañen a todos por igual. Se trata de un libro muy fácil de leer y puede ser un buen comienzo para reflexionar sobre la igualdad o desigualdad de los derechos y libertades entre hombres y mujeres. 

En el año 2017 publicó su manifiesto más reciente, llamado “Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo”. Se trata de un discurso sobre de qué manera las personas que están a cargo de la educación de las niñas y los niños pueden educar bajo los principios de la igualdad. Ameno, directo e instructivo, constituye un ensayo ilustrativo escrito en un lenguaje cotidiano. Es un manifiesto en el que reflexiona sobre nuestro uso del lenguaje, los roles de género, la pareja, el matrimonio y la obligación de gustar y ser aceptados.

Vivimos en una sociedad en la que las relaciones están dominadas por un modelo individualista del que es difícil apartarse. Es más sencillo ignorar los privilegios, no tener empatía y aceptar la discriminaciónAl igual que Chimamanda y Angela creemos que la educación, específicamente las formas de construir modelos educativos libres de sexismos, pueden convertirse en la gran herramienta para lograr respetarnos, aprender a convivir con distintas realidades (inclusión), ser empáticos y no temer a la vulnerabilidad a mostrar nuestras emociones. 

«Enséñale que el amor no es sólo dar, es también recibir», «Enséñale a cuestionar el lenguaje. El lenguaje es el depositario de nuestros prejuicios, creencias y presunciones. Pero para enseñarselo tendrás que cuestionarte tu lenguaje». «Hacedlo juntos. ¿Recuerdas que en primaria aprendimos que el verbo es una palabra de acción? Pues bien, un padre es tan verbo como una madre». “Porque eres una niña” nunca es una razón para nada. Nunca».

 Si bien la crítica al patriarcado se establece como una base común en el feminismo, la diversidad de lenguaje, cultural, étnica y social en nuestra sociedad  se refleja en cómo nos aproximamos a él. Existen muchas clasificaciones  para distintos tipos de feminismo y, en ocasiones, no estaremos de acuerdo con ciertos movimientos feministas. Al igual que también es difícil coincidir con un único tipo de feminismo. Podríamos hablar de más de un “feminismo»: comunitario, por la defensa de la naturaleza, para construir sabiduría y conocimiento alejados del individualismo, anticapitalista, antirracista o de la diversidad sexual. También se ha identificado la necesidad de un feminismo transversal que atraviese todas las áreas de la vida. Lo podemos encontrar en cualquier movimiento político, independientemente de su ideología. Está presente en todas partes con gran fuerza y  no somos conscientes del poder que tiene.

El sistema en el que se articula nuestra sociedad necesita de una profunda transformación. Será necesario reformular las leyes, instituciones, sistemas económicos, políticas públicas entre muchas otras cosas. Partir por la Educación parece muy acertado pues es fundamental en el desarrollo personal y representa un factor de cambio. Aparte de la transmisión de conocimientos se educa en valores, ideas, creencias y en el amor. Educamos para enseñar a reflexionar y para cuestionarnos la realidad, y también para pensar en cómo sacar adelante una nación. Nuestro gran desafío es  encontrar la forma de educar a niños y niñas rompiendo la construcción del género, respetando su personalidad y condiciones, guiándolos sin cuestionamientos. Educarlos como seres humanos pensantes  y reflexivos, liberados de los estereotipos que nos empeñamos en transmitir .

El feminismo nos interpela a todos, independiente de cuestiones de género, de nuestra condición social, económica y cultural. Compartir creencias y valores para vivir en una sociedad más justa, donde transformarnos en ciudadanos comprometidos para terminar con la desigualdad en todas sus dimensiones representa un objetivo de vida. Esta es nuestra propuesta para reflexionar sobre la manera en que nos relacionamos y el lugar que ocupamos en el mundo, sobre cómo alcanzar una educación libre y más equitativa desde la infancia, invitación a reinventarnos y a formar seres humanos con pensamiento crítico al servicio de la dignidad y de la vida. No hay mejor tránsito y motivación para lograrlo que a través de una educación inclusiva basada en el  amor y la empatía. ¿Te imaginas una sociedad realmente igualitaria?

En el siguiente video la socióloga Marina Subirats, una de las referentes del feminismo y la educación para la igualdad  en España, nos habla sobre el desafío de la coeducación.

 

Categorías: Crónicas
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2 Comentarios

  1. Eva Holz Fischer

    Estupendo articulo,muy claro y enriquecedor.
    Muy claro y muy bien escrito

    Responder
    • unaisladeideas

      Muchas gracias por tus palabras Eva!!

      Responder

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