El Archipiélago de Humboldt está ubicado al norte de la ciudad de La Serena y se extiende desde Caleta de Hornos (comuna de La Higuera) hasta Chañaral de Aceituno (comuna de Freirina), Región de Atacama en Chile. Está conformado por un conjunto de 8 islas e islotes, 94 kilómetros de línea que resguardan uno de los ecosistemas más ricos del mundo, en el que transitan 560 especies marinas, entre ellas, la mayor población mundial del pingüino de Humboldt (80% del total). Es posible avistar distintas especies de ballenas (entre noviembre y marzo), delfines y aves. Basta subirse a un bote y navegar algunos minutos para cruzarnos con delfines nariz de botella, chungungos (nutrias marinas) y pingüinos de Humboldt, entre muchas otras variedades marinas.
Se trata de un borde costero que se destaca por tener un paisaje único en el que los valles, el desierto, los cielos y el mar presentan condiciones climáticas excepcionales para el turismo ecológico y para el avistamiento de cetáceos conocido internacionalmente como “whale – watching”.
La fundación Mission Blue (mission-blue.org) lo ha proclamado como un “hope spot” (lugar de la esperanza) de biodiversidad a nivel mundial. El proyecto minero y portuario Dominga sería emplazado en este lugar pudiendo generar un colapso irreversible a este ecosistema.
Oceana (oceana.org) es la mayor organización internacional dedicada a proteger los océanos del mundo. Liesbeth van der Meer, directora de Oceana Chile (chile.oceana.org), se pregunta ¿»Cómo es posible que una de las zonas mejor estudiadas por la ciencia y que establece que se trata de un lugar único e irremplazable en nuestro planeta, esté hoy en peligro por el interés de una empresa que quiere instalarse con dos minas a tajo abierto y un mega puerto en medio de este ecosistema»?. Creemos que la pregunta de Liesbeth es pertinente y válida considerando la amenaza en convertir al Archipiélago de Humboldt en una zona de sacrificio.
La compañía Andes Iron es una sociedad compuesta por capitales chilenos, dedicada a la exploración, prospección y desarrollo de activos de la gran minería. Andes Iron es la empresa titular del proyecto Dominga y se instalaría a 30 kilómetros de la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt. De acuerdo con Andes Iron, su proyección es producir anualmente 12 millones de toneladas de concentrado de hierro y 150 mil toneladas de concentrado de cobre. Con una inversión de 2.500 millones de dólares, generaría 10.000 puestos de trabajo directos durante su construcción y 1.500 puestos de trabajo en su operación. La empresa ha asegurado que inyectará dinero en una zona económicamente deprimida y prevé una serie de medidas para mitigar daños ecológicos.
Lamentablemente son muchas las variables involucradas, por ende es muy difícil aseverar inocuidad. Las variables como las corrientes marinas, las diferencias térmicas en la columna de agua, las concentraciones de oxígeno disuelto, el comportamiento de la diversidad biológica y de la red trófica (red natural de cadenas alimenticias) son de tal complejidad que asegurar inocuidad es extremadamente riesgoso.
Los expertos de universidades chilenas y extranjeras, así como miembros de importantes organizaciones no gubernamentales, indican que el tránsito de embarcaciones mayores probablemente superará la capacidad de carga, alterando gravemente las rutas de navegación de las ballenas e impactándolas debido a colisiones entre ellas y los barcos. También estarán en peligro los ecosistemas terrestres de la zona, por ejemplo, la población de guanacos costeros (especie única) y la flora endémica de la zona como los lucumillos y papayos. El problema, en ese caso, es que no habría vuelta atrás.
El buzo y fotógrafo submarino César Villarroel nos indica lo que sucede en esta zona: “Ocurre un fenómeno natural denominado “Surgencia”, que recorre todas las islas del borde costero. La fría corriente de Humboldt, que viaja por el fondo del mar, se encuentra con una plataforma baja alrededor de estas islas y, combinado con los vientos favorables de este sector, surge con todo su tesoro de oxígeno y krill. De esta forma, permite la alimentación no sólo de los peces y fauna local, sino de una gran población de especies migratorias. Una de ellas es el emblemático pingüino de Humboldt que en este lugar encuentra uno de los mejores sitios para nidificar. El chungungo (nutria de mar) que es objeto de conservación, ha encontrado allí un sitio ideal para su recuperación; la colonia residente más austral del pacifico sur oriental del delfín nariz de botella de eco tipo costero y del molusco loco han permitido la creación de dos reservas marinas. Adicionalmente, es hogar de grandes bosques de algas marinas que actúan como incubadoras para muchas especies de peces e invertebrados bentónicos (comunidad formada por los organismos que habitan el fondo de los ecosistemas acuáticos). Aquí se nutren muchas especies de aves marinas, nutrias de mar, delfines, orcas y lobos marinos. También es un lugar de alimentación, desde noviembre a finales de marzo, para ballenas Azules, ballenas Jorobadas y la emblemática ballena Fin, el segundo animal más grande del mundo después de la Azul, en peligro de extinción.”
En Chile el sistema de evaluación de impacto ambiental y las comisiones evaluadoras de los proyectos de inversión están integradas en su mayoría por los cargos ministeriales de la administración de turno. Fue así como en agosto pasado el proyecto Dominga fue aprobado en la Comisión de Evaluación Ambiental de la ciudad de Coquimbo ante la indignación de la comunidad científica, la ciudadanía y las ONGs medioambientales. El proyecto había sido rechazado en el año 2017.
Complementar la protección de la biodiversidad con un desarrollo sustentable representa una necesidad para nuestros países. La crisis suscitada por el emplazamiento del proyecto Dominga nos debería invitar a reflexionar generosa y responsablemente, con una perspectiva integral y a largo plazo, sobre los elementos técnicos, medioambientales y sociales involucrados. Este desafío es transversal para nuestra región y para el mundo, y nos hace preguntar hasta dónde podemos mantener este modelo económico afectando irremediablemente los frágiles ecosistemas. Nuestro estilo de vida tiene urgentemente que transformarse en sostenible con el fin de poder proteger nuestros recursos naturales.
El archipiélago de Humboldt es de una sensibilidad particular, uno de los archipiélagos de mayor biodiversidad y de mayores componentes ecológicos de la costa pacífica del sudeste. ¿Tiene sentido sacrificar al Archipiélago de Humboldt y a la expresión más austral del desierto florido vivo? (parte del Desierto de Atacama). ¿De verdad creemos que se puede reubicar a los chungungos o a los pingüinos?
Nuestros líderes tienen la oportunidad de mostrar un compromiso real y de establecer políticas de estado para proteger el patrimonio de biodiversidad. Creemos que es posible conjugar la protección de nuestro patrimonio natural y las visiones de progreso. No nos oponemos a él, pero este debe ser dentro de un marco de desarrollo sustentable. Tenemos que evolucionar hacia una profundización ecosistémica, dimensionando el intransable valor de los santuarios de la naturaleza en aras de la continuidad de la vida.
#Noadominga
Hay que impedir esta barbarie de cualquier forma.
Por favor los encargados de defender el ecosistema del planeta no pueden hacerse sordos y mudos ante esta aberración! La luz nos bendice y protege