Cuando hablamos de teatro nos internamos en un laberinto inacabable y mágico. Una de las artes escénicas más antiguas de la humanidad. Desde la tragedia griega, comedia, ópera, melodrama, absurdo, teatro abierto, titiritero, callejero, etc, etc. Inspirador, revolucionario, contestatario, El teatro examina, anticipa, exaspera, expresa, transmite. Se vive cada vez que se representa de una manera única y diferente.
Pero hoy quiero contarles mi experiencia de una representación escénica particular, un teatro no muy conocido por todos: el teatro a ciegas. Una manera de transitar los mismos actos, pero desde otra visión más perceptiva y contemplativa. La realidad llega desde otro lugar al ya conocido, nos saca de nuestra zona de confort y, muchas veces, el espectador pasa a ser el actor. Eso sí, hay que confiar en todo tu entorno, cuestión no del todo fácil.
Hace ya algunos años en la ciudad de Córdoba Capital, deseosas de explorar todo el arte y la cultura que esta generosa ciudad nos ofrece, nos dispusimos a incursionar con una amiga en este nuevo tipo de teatro desconocido para nosotras.
Nos recibieron en una casa antigua de Alta Córdoba, éramos aproximadamente unas quince personas, un grupo de actores que nos guiaron en esta particular e innovadora experiencia.
Todos quedamos en fila, con los ojos vendados, con el brazo extendido tocando el hombro del de adelante. Y comenzó el viaje y la aventura, subiendo y bajando escalones, puertas que se abrían y cerraban, el crepitar de hojas secas a nuestro paso, el agua que salpicaba nuestros rostros, una música sensual que invitaba al baile. Mientras los actores narraban historias que te adentraban más y más en sensaciones únicas y conmovedoras. A medida que pasaba el tiempo los sentidos se agudizaban, la imaginación aumentaba: sentir el roce de otra mano, palpar texturas, la cadencia de la música.
Más tarde, sentados en un banco modelamos plastilina, comimos y bebimos saboreando sin ver. Sí, todo con los ojos tapados por casi dos horas. La experiencia comenzó con un poco de miedo a entregarme a lo desconocido, pero a medida que me dejé llevar por los distintos estímulos, la sensación de liberación, de romper prejuicios, de igualar destruyendo preconceptos fue sanadora y maravillosa.
Terminamos en el lugar de inicio dónde tuvimos que reconocer qué objeto habíamos moldeado. Quedé sin saber si el recorrido fue dentro de un sótano, en un gimnasio o en un sum o transcurrió en ese mismo habitáculo de la entrada. Sólo sé que todo mi engranaje se modificó totalmente. Te lo recomiendo de todo corazón. Intenta al menos una vez vendarte los ojos y mirar desde adentro, desde el alma, desde los «sentires», existe otro mundo. ¡Te lo prometo!.
Te invitamos a ver el video del relato de la experiencia contado por la autora Miriam Tame y el arte de Eva Holz.
Soy Miriam Tame, Patagónica hasta la médula, radicada en Puerto Madryn por elección, autora de algunos libros, actriz, gestora cultural, amo mi tierra y pertenezco al Universo, sigo insistiendo…»el arte nos salva» y nos dignifica.
Estimada Miriam
Que hermosa experiencia, yo personalmente no la he vivido pero si ,mis estudiantes de la universidad.
Formando parejas, uno de los dos tenía los ojos vendados. Debían recorrer los jardines y tratar de adivinar por los aromas la inmensa variedad de flores y hojas de los añosos árboles de la Universidad del Bío Bío en Chile. También los aromas de las comidas del comedor justo a la hora de la colación, donde también debían adivinar que estaban comiendo. La confianza en el otro era fundamental en todo momento.
Después correspondía que el otro participante tuviese los ojos vendados. Creo que lo más interesante fue la conversación en la sala de clases después de haber concluido con esta experiencia.
La confianza y la colaboración al sintonizar con los sentimientos de quienes intentan ayudarnos es clave.
La otra experiencia que resultó excelente fue trabajar con estudiantes de cuarto año básico en lo que denominamos «Conversando a ciegas», también en parejas sentados,con los ojos vendados manos atrás en la espalda y conversar sobre el tema que uno de los dos estudiantes propusiera. El tema de la clase era «La visión». Todo esto lo cuento cómo una experiencia más para trabajar con pequeños estudiantes.
Miriam, mis felicitaciones por esta bella experiencia vivida que trataré de emular.
Saludos cordiales
Lila
Otra Mujer Agradecida
Soy terapeuta y realizamos una experiencia parecida con un grupo en tto, en pareja con los ojos vendados debían explorar una sala, posteriormente se compartía la experiencia. Esta dinámica es una buena herramienta para trabajar los sentidos y la confianza.