«Están pasando demasiadas cosas raras para que todo pueda seguir tan normal«.  «Bancate ese defecto», del disco «Clics Modernos» (1983).

El 23 de octubre de 1951 nació Carlos Alberto García, más conocido como «Charly» García. Desde pequeño creció en un ambiente musical, su madre profesora de piano lo acompañó en sus primeras aproximaciones al que sería su principal instrumento expresivo. Dueño de un oído absoluto, está considerado como un artista clave en la escena del rock nacional y es una figura emblemática de la cultura popular argentina. A partir de sus bandas iniciales y de su prolífica carrera solista, García construye un repertorio de canciones que forman parte del inconsciente colectivo de varias generaciones y de distintas audiencias. Contradictorio, camaleónico y versátil, su calidad musical sobrevivió a sus desplantes y altibajos anímicos y se lo considera, junto a Luis Alberto Spinetta, como uno de los grandes músicos del rock en español.

Portada del álbum «Clics Modernos» (1983)

«Clics Modernos» (1983) es el disco solista más personal y aclamado de Charly. Incluye temas tan populares como «Nos siguen pegando abajo», «No me dejan salir» o «Los Dinosaurios» (tema icónico que describe angustiosamente el contexto represivo impuesto durante el proceso militar), legendaria canción de culto que no pierde su densidad con el paso del tiempo. Además, contiene temas ineludibles como  «Ojos de videotape» o «No soy un extraño».

Charly García y Luis Alberto Spinetta

Este electrizante disco compite con «Artaud» de Pescado Rabioso (aunque en realidad es un disco solista de Spinetta, quien tuvo que firmar con el nombre de la banda por cuestiones contractuales) como el mejor disco de la historia del rock nacional. Su irrupción en la escena rockera con una propuesta tan moderna como rupturista en un contexto social oscuro y opresivo, aportando un ritmo new wave y una enorme sensibilidad a las baladas, inaugura un estilo musical que influirá en el futuro de otras bandas nuevas. Grabado en Nueva York con la última tecnología en materia de registros, abrió la puerta a que otros músicos se animaran a innovar y experimentar en las mezclas de sonidos y texturas.

Charly García con Joe Blaney en el estudio de grabación Electric Lady (1983)

En busca de nuevos horizontes musicales, el segundo disco solista de «Charly» García lo encontró sumergido en Nueva York grabando bajo la supervisión de un productor con el cual conformaría una histórica sociedad: Joe Blaney. “Clics modernos” fue sin dudas uno de los hitos más altos en la rica carrera del músico, cuyo espíritu musical vanguardista sorprendió a muchos desprevenidos.

Fotografía: Quique Isorna

Luego de despedirse de  su primer disco solista “Yendo de la cama al living” (1982), con un exitoso y novedoso concierto (el arte del show estuvo a cargo de la gran artista plástica Renata Schussheim) realizado el 26 de diciembre de 1982 en el Estadio de Ferro ante veinticinco mil espectadores, Charly García creyó necesario cambiar de aire y decidió viajar a Nueva York sin un plan concreto. Sin embargo, en su nuevo hábitat decidió prolongar su estadía para finalmente grabar nuevo material. «No viajé para hacer un disco. Pero en ese lugar, todo me inspiraba. Me gustó la energía y quise componer y juntarme con algunos músicos para hacer algo”, había revelado tiempo después.

Charly García y Pedro Aznar

Instalado en un loft en la zona de Manhattan, el músico comenzó a componer nuevas canciones e inmediatamente se puso en contacto con su amigo y ex compañero de ruta en la mítica banda «Serú Girán», Pedro Aznar, quien desde hacía un tiempo vivía en Estados Unidos. Con Aznar como coequiper, llegaron a los estudios «Electric Lady», de Nueva York, creados en 1970 por Jimi Hendrix. García eligió como productor e ingeniero de sonido a Joe Blaney, quien a lo largo de su carrera trabajó con artistas de la talla de “Keith Richards”, «The Clash», «Prince», «Beastie Boys», «The B52s», «Joey Ramone» y «Tom Waits».

Con García en teclados, sintetizadores, guitarras y voces, Pedro Aznar en bajo, sólo faltaba  conseguir un músico que se hiciera cargo de la batería y en la primera jornada de grabación probaron a Greg Carter y no funcionó. En esa circunstancia, apareció en escena la gran protagonista del álbum: la máquina de ritmos Roland TR-808. Con las bases realizadas y el presupuesto financiado con fondos propios achicándose minuto a minuto, el tridente García, Aznar, Blaney llegó a los estudios neoyorquinos de Gramavision para grabar los teclados.

Luego Aznar y García viajaron a Los Ángeles donde se pusieron en contacto con Larry Carlton, ex sesionista de Steely Dan, Paul Anka, John Lennon y Joni Mitchell, quien tocó la guitarra en “No soy un extraño”, “Los dinosaurios” y “Plateado sobre plateado”, mientras que algunas baterías analógicas fueron tocadas por Casey Scheverrell. Por otra parte, el saxo de “Clics Modernos”, estuvo a cargo de Doug Norwine, quien años más tarde pondría su instrumento para los álbumes musicales de la serie animada «Los Simpson». El disco finalmente quedó terminado con nueve temas que abordan mayormente una polirritmia entre máquinas y sonidos tocados, en el cual primó el concepto de la new-wave.

«Charly García Corner» en Walker St. y Cortlandt Alley St.

Charly, de 32 años en ese momento, buscaba una pared donde pintar con aerosol la leyenda “Nuevos trapos”, que era el nombre elegido para  su segundo disco solista. Sin embargo, el músico descubrió caminando por las calles de Nueva York la imagen de una silueta negra – pintada por el grafitero canadiense Richard Hambleton- que le recordó las imágenes difundidas por las Abuelas y las Madres de Plaza de Mayo sobre los desaparecidos. Así fue que le pidió a su fotógrafo personal Uberto Sagramoso, que lo retratase con el mural de fondo y cuando se encontraron con el material revelado, comprobaron que al lado de la figura había escrito dos palabras: “Modern Clix”. 

«Al lado de esta silueta había un mensaje “Modern Clix«. Pensé que era perfecto, mi idea de poner con aerosol «Nuevos Trapos» se perdió en ese mismo momento”, describió Charly sobre la forma en que surgió el arte para la portada y el nuevo nombre de su álbum. Tiempo después, se supo que «Modern Clix» era, en realidad, el nombre de un grupo punk neoyorquino, bastante raro y no muy famoso y que, por tal motivo, no vieron mal la utilización de su nombre.

Al cumplirse en unos meses cuarenta años de la grabación de este singular álbum, se homenajeará a su creador y artífice poniendo a la esquina donde el artista se inspiró para diseñar la tapa del mítico disco: «Charly García Corner». La intersección sudeste de las calles Walker Street y Cortlandt Alley, será el lugar elegido para perpetuarlo. El próximo 6 de noviembre a las once de la mañana (hora de Estados Unidos) es la fecha elegida para inmortalizar el nombre del máximo exponente del rock argentino.

Charly

Visto en perspectiva, “Clics modernos” representa  la entrada a los años 80′ y anticipó desde su título el asombroso universo musical y creativo de García incorporando al espacio sonoro samplers, máquinas de ritmos y teclados e invitando al público a bailar, algo poco frecuente para la época. La tapa en blanco y negro, conjuga un concepto novedoso y minimalista propuesto por el músico.

Presentado en el Estadio Luna Park los días 15, 16, 17 y 18 de diciembre de 1983, la banda que acompañó a García estuvo integrada por  Pablo Guyot (guitarra), Alfredo Toth (bajo), Willy Iturri (batería), El Gonzo Palacios (saxo), Daniel Melingo (saxo), Fabiana Cantilo (coros) y Fito Páez (teclados).

Charly García en el Teatro Colón

Canciones memorables como “Los dinosaurios”, lo autobiográfico en “Dos, cero, uno (Transas)”, otras que mantienen una vigencia asombrosa como los bailables “Nos siguen pegando abajo” o “No me dejan salir», la ironía de época en “Bancate ese defecto», hacen de “Clics modernos” un álbum fundamental dentro de la historia musical moderna, pese a la frialdad y a las críticas con la cuales fue recibido al momento de su publicación.