Un poema es una espada

De Susana Oviedo

25 de Dic de 2022

«Te llamo. Eres una piedra.

Un día mirarás y te darás cuenta que me he ido».

Rahila Muska 

En la cultura afgana, se venera la poesía, en particular las formas literarias elevadas que se derivan del persa o el árabe. Este poema en cambio es una copla popular, un landay, un trozo de canción oral, a menudo anónimo creado por y para personas en su mayoría analfabetas: las más de veinte millones de mujeres pastunes que se mueven entre la frontera de Afganistán y Pakistán. Tradicionalmente los landays se cantan en voz alta, a menudo al ritmo de un tambor de mano. Landay significa “serpiente pequeña y venenosa” y se estructura en una concatenación de pareados divertidos, eróticos, agudos y trágicos. Pertenecen a la literatura popular y son de tradición oral. Aunque los hombres pueden recitarlos, son “propiedad” femenina. Un landay tiene algunas reglas. Dos versos, con nueve palabras y veintidós sílabas. Debe terminar con el sonido «ma» o «na». Han sido compartidos por generaciones entre los pueblos nómades, alrededor de una fogata.

La poeta adolescente que pronunció este poema popular se hacía llamar Rahila Muska. Vivía en la provincia de Helman. A Rahila, como a muchas mujeres afganas jóvenes y rurales, no se le permitía salir de su casa. La poesía, que aprendió de otras mujeres y en la radio, se convirtió en su única forma de educación.

En Afganistán, la poesía generalmente se asocia con una moral y una ética cuestionables por lo que rara vez se alienta a las mujeres a escribirla o estudiarla. Los landays se consideran particularmente peligrosos porque las mujeres los han utilizado durante mucho tiempo como un lenguaje secreto de protesta. 

Ciudad de Kabul

En el año 2010 se fundó en Kabul una sociedad literaria femenina llamada Mirman Baheer, sus miembros se reunían todas las semanas para leer en voz alta los poemas de sus integrantes, muchas de ellas residentes en zonas rurales. Las fundadoras de esta sociedad literaria anotaban los versos de las escritoras que no podían ir a Kabul y que, en secreto, se los recitaban por teléfono celular. Así, era posible que pudieran ser leídos en las reuniones semanales. Estas mujeres poetas que amaban la poesía y su libertad temían por su vida. No podían utilizar su nombre auténtico porque si eran descubiertas por sus familias serían castigadas, incluso asesinadas.

Encuentro de Mirman Baheer

Meena Muska era el seudónimo de una de estas poetas, palabras que significan “amor” y “sonrisa” en lengua pastún. No había esperanza en su vida, había perdido a su prometido a causa de una explosión de una mina terrestre. La tradición la obligaba a casarse con el hermano de su novio fallecido, pero ella no quería. Protestaba contra su destino escribiendo poemas.

Meena Muska recitaba a través del teléfono celular:

Soy como un tulipán del desierto.

 Moriré antes de ser abierto

 Y las olas de la brisa del desierto se llevarán mis pétalos”.

Meena expresaba su dolor en sus versos y aseguraba que continuaría escribiendo hasta su muerte:

Mi dolor se acrecienta mientras mi vida decrece,

moriré con el corazón lleno de esperanza”.

Meena fue descubierta y castigada por su familia.  Dos semanas más tarde se suicidó. 

Rahila Muska y Meena Muska no son casos aislados, lamentablemente representan a las innumerables poetas-mártires de Afganistán.

A través de los versos de estas poetas surgen sentimientos de admiración y dolor. Mujeres a quienes se les ha destruido hoy el único puente que las conectaba con un futuro: su educación.

Saheera Sharif

Saheera Sharif, fundadora de Mirman Baheer quien fuera parlamentaria en la provincia de Khost, decía que un poema era una espada, porque en Afganistán la poesía se convirtió en una de  las formas efectivas  de visibilizar sus derechos.

Mirman Baheer sigue siendo un espacio de unión, mujeres con educación y mujeres de aldeas rurales que aprendieron a escribir en secreto. Un lugar donde reflexionar sobre qué las hace únicas e iguales, un lugar donde opinar sobre temas religiosos y políticos o poder llorar la pérdida de un amor. 

En Mirman Baheer, las mujeres afganas, en dos versos, nueve palabras y veintidós sílabas, pueden ser libres.

Fuentes: 

http://www.theheroinecollective.com/saheera-sharif/

https://static.poetryfoundation.org/o/media/landays.html

https://time.com/5864973/afghanistan-coronavirus-lockdown-women-poetry/

 

 

Categorías: Literatura
Etiquetas:

Escuchar artículo

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Search
Generic filters

COMPARTE ESTA NOTICIA

Suscríbete en nuestro boletín

Loading

Artículos que te pueden interesar

Últimos artículos