«Every wall is a door» (cada muralla es una puerta) es el nombre de la exhibición inaugurada por Superblue (Centro de Arte Experimental) en Miami. Los artistas Es Devlin, teamLab y James Turrell han creado esta icónica muestra de arte experimental de luz «inmersiva», video y experiencias sensoriales, e invitan a embarcarnos en un viaje multisensorial a través de sus increíbles instalaciones.
Adentrarse en la experiencia que nos ofrecen los artistas de Superblue, actualmente en cartel también en las ciudades de New York y Londres, supone abandonarse y dejarse penetrar por una propuesta vivencial única y apasionante. La iniciativa nos propone un encuentro con la naturaleza y sus múltiples juegos de luces y sombras.
Desde el inicio de esta muestra de arte visual en donde se combinan las instalaciones con las proyecciones de imágenes y sonido con criterio interactivo (video mapping), nuestros sentidos se sumergen en una avalancha de estímulos y desafíos visuales y auditivos. En la entrada a los tres espacios principales donde se desarrolla la muestra, unas coloridas «flores» que cuelgan del techo abren y cierran mecánicamente sus pétalos dándonos la bienvenida.
El primer espacio presentado por teamLab es amplísimo, con sus columnas cubiertas de espejos que amplifican aún más la sensación de ilimitada vastedad. En las paredes oscuras se ven reflejadas imágenes de miles de variadas y coloridas flores que van mutando progresivamente sus formas y colores. Una cortina de lluvia reemplaza la secuencia inicial y su sonido nos evoca infinidad de emociones. En esta primera etapa está permitido tomar fotografías y filmar con el celular.
El segundo espacio que nos propone James Turrel, basado en el denominado experimento «ganzfeld», resulta una experiencia más introspectiva y reflexiva. El ámbito es reducido y en él nos invade un aire brumoso con reflejos en tonos pasteles tenues que varían imperceptiblemente. Nos sumergen en una atmósfera inicial de cierta «incomodidad» y «confusión», que derivan en un estado de tranquilidad y de paz mental hacia el final.
La última estación de Es Devlin, es una enorme instalación laberíntica con paredes espejadas donde la tentación pasa por deambular y perderse en sus estrechos pasajes. En esta área vuelve a aparecer la posibilidad de interacción, ya que en determinadas zonas es posible verse reflejado en los espejos con una peculiaridad: sólo se perciben nuestro contorno corporal y nuestros movimientos gracias a la presencia de sofisticadas cámaras estratégicamente ubicadas.
En suma, la muestra insinúa más de lo que ofrece, pero no defrauda. Una experiencia de arte moderno interesante y movilizadora.
Me encanto…es el hoy, el arte etéreo y mágico