La melancolía de «I Am a Bird Now» (1995), segundo álbum de «Antony and the Johnsons» no empieza en el primer track, sino desde la misma elección de la portada. La foto de 1974 de la superestrella de Andy Warhol, Candy Darling, en la tapa del disco no puede sino atraparnos en la angustia y la desesperanza contenida en canciones como «Man is This Baby» o » You Are My Sister». Una imagen apesadumbrada pero sorprendentemente hermosa, representa a Darling en su lecho de muerte: flores brillantes flotan detrás de su brazo vuelto hacia arriba como un grupo de lunas suaves y pálidas que irradian luz sobre el mar blanqueado de sábanas en el que se está «ahogando».
Además de ser una elección estrictamente estética, la imagen también vincula a Antony con la fabulosa etapa temprana de Nueva York como centro artístico, recordando al espectador no sólo la muerte prematura de Darling a causa de la leucemia, sino también el fallecimiento relacionado con el SIDA del propio fotógrafo, Peter Hujar en 1987 (justamente el mismo año en el que murió Warhol, luego de una cirugía de vesícula biliar de rutina).
Mucho más tarde en 2003, Antony abría su show para Lou Reed y cantaba el clásico de «Velvet Underground»: «Candy Says» (dedicada a Candy Darling) como bis después de la mayoría de sus actuaciones. Esta información nos ayuda a introducirnos en la melancolía, la sensación de pérdida y también en la fervorosa alegría contenidas en estas diez pistas musicales.
Antony se rodea de sus colaboradores más cercanos, amigos e ídolos que hacen más fascinante e íntimo a este disco. Hay varias atracciones vocales invitadas: Devendra Banhart (conjuros gitanos al comienzo de («Spiralling») modulando su voz justo antes de que Antony, en un «in crescendo», nos susurre, poco a poco, la letra de la canción, a Boy George («You Are My Sister») y, por último a Rufus Wainwright («¿What can I do?»). Todos estos poderosos cantantes se ven parcialmente eclipsados por las habilidades vocales y expresivas de Antony, aunque Boy George termina haciendo una participación conmovedora. Puede que «You are my sister» sea una de las mejores canciones del disco. Quizás sea por esa mezcla de diferentes timbres y por su extraordinaria orquestación. Su dúo con Antony explora la memoria privada, la hermandad emocional (independientemente del género), las relaciones humanas, el empoderamiento («Tenía tanto miedo de la noche / Pareces moverte a lugares / Que yo temía») e invita a confiar y a ser consecuentes con nuestros deseos.
Esta meditación visual y musical acerca de la muerte y la historia evocan el espacio vital sobre el que se posa el pálido y etéreo Antony. El vocalista/pianista se mudó de California a Nueva York después de ver el documental «Mondo New York», atraído por la escena que representaba el cabaret en la década del 80′. Su primera actuación fue con una compañía musical llamada «Blacklips», en un famoso lugar del centro llamado «Pyramid».
Pero por más intrigante y compleja que sea la historia desde el punto de vista estético, el atractivo final de la grabación es la delicada voz de Antony. Ya dentro de los primeros momentos del álbum, queda muy claro que su enorme potencial consiste en explotar su increíble expresividad. Su voz es cálida, pero no se trata de una calidez reconfortante, porque paradójicamente la grandeza de este cantante abatido es la fusión de ese trino de otro mundo con una estética oscura y poderosa. Hay rasgos de soul, pero no hay que confundirnos, su voz tiene más en común con Nina Simone que con Marvin Gaye.
Más simplificado que en su primer registro, la mayor parte del enfoque está centrado en el piano y la voz, aunque también sobresalen el violín, la viola, el violonchelo, el saxo y la flauta.
Por su parte, Lou Reed, fan de Antony desde hacía mucho tiempo, realiza una pequeña introducción hablada y aporta algunos acordes de guitarra gruesos a la arrogancia del trombón (*) doo-wop en la destacada «Fistful of Love».
La mezcla de amigos es deliciosa, pero Antony está capacitado para arreglárselas solo, a pesar de que pasa gran parte de «I Am a Bird Now» temiendo a la soledad y celebrando esas raras conexiones perfectas. Por otra parte, en este disco cuidadosamente diseñado, la pista final «Bird Gerhl», conduce de manera bastante dramática al clímax completo mientras nuestro héroe busca y encuentra alas y finalmente relata su transformación/transgresión en pájaro y su vuelo hacia el cielo. «I Am a Bird Now» es un trabajo sensible, bello, emotivo y profundo.
El desenlace contrasta con el patetismo del miedo del comienzo a quedarse dormido en ese «lugar intermedio» entre la luz/vida y la oscuridad/muerte. Cuando volvemos a escuchar el álbum, se repite esa sensación de impotencia y de angustia que transmite el cantante de no tener a nadie que sostenga su cabeza agonizante y dolorida. Pero luego, hacía el final consigue transformar ese dolor contenido gracias al fascinante viaje de Antony hacía su epifanía en el aire. Y en la portada, las flores de Candy seguirán floreciendo.
(*) El doo-wop es un estilo vocal de música nacido de la unión de los géneros rhythm and blues y góspel.
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