Open, memorias

De Alter Pablo Rozental

17 de Sep de 2022

Open, Memorias por Andre Agassi

«Odio el tenis, lo detesto con una oscura y secreta pasión, y sin embargo sigo jugando porque no tengo alternativas. Y ese abismo, esa contradicción entre lo que quiero hacer y lo que de hecho hago, es la esencia de mi vida». 

Andre Agassi.

En el libro Open, Memorias de Andre Agassi, Editorial Duomo, (escrito en colaboración con el escritor alemán J. R. Moehringer, ganador del  premio Pulitzer), en el que relata sus memorias como tenista, la verdad sale a la luz y con ella consigue exorcizar parte de su sufrimiento vital. A lo largo del libro queda al descubierto el enorme contraste entre la apariencia de un mundo feliz, pleno de triunfos deportivos y la realidad de un niño/hombre sometido por un padre obsesionado por convertirlo en una estrella del deporte mundial.

«Abro los ojos y no sé dónde estoy ni quién soy. No es algo excepcional. Llevo media vida sin saberlo. Aún así, esta vez me parece distinto. Está confusión me da más miedo. Es más total.

Alzo la vista. Estoy tendido en el suelo, junto a la cama. Ya me acuerdo. De madrugada me he bajado de la cama y me he estirado aquí. Lo hago casi todas las noches. Me va mejor para la espalda. Si paso muchas horas sobre un colchón mullido, siento un dolor insoportable. Cuento hasta tres y a continuación inicio el largo y doloroso proceso de ponerme en pie. Suelto una tos, un gemido, me vuelvo hacia un lado, adopto la posición fetal y me coloco boca abajo. Espero un poco más a que la sangre empiece a bombear».

Andre Agassi a los siete años

Con asombrosa honestidad el protagonista relata en detalle las presiones que debió vivir desde pequeño, el sufrimiento por los persistentes dolores que le producía una lesión lumbar y de cómo quedó inmerso en una maquinaria de intereses económicos de la que no pudo escapar. En suma, Agassi describe minuciosamente en su abundante autobiografía la lucha entre un destino impuesto y la necesidad de satisfacer el deseo de aquellos que lo han «sacrificado» todo por él y sus propios deseos y anhelos muchas veces contradictorios y postergados.

Recuerdo haberlo visto en el US Open, del año 1999. Llegaba al club muy cerca del horario de su partido en un helicóptero privado e inmediatamente entraba al vestuario de jugadores con su paso acelerado, su mirada perdida y sin saludar a nadie. En ese momento, esa actitud cercana a la soberbia me resultaba desagradable y chocante. Después de leer su libro, descubrí que detrás de esa impostura se escondía un ser humano sensible y vulnerable luchando con una realidad deshumanizada que no había elegido vivir.

Andre Agassi y su potente «drive»

Como la experiencia que le tocó sufrir luego de un extenuante partido que ganó en 5 sets frente al, por entonces, joven tenista chipriota Marcos Baghdatis en su última presentación en el Open neoyorquino. Así describe el final del partido: «Me acerco a la red para saludar a Baghdatis. Le estrecho la mano temblorosa y abandono enseguida la pista. Ni me atrevo a detenerme. Tengo que seguir moviéndome. Me tambaleó por el túnel con la bolsa colgada del hombro izquierdo, aunque la siento como si la llevara colgada del lado derecho, porque tengo todo el cuerpo torcido. Cuando llego al vestuario, ya no soy capaz de dar un paso más. No soy capaz de seguir en pie. Me estoy cayendo al suelo. Estoy en el suelo. Llegan Darren y Gil (sus colaboradores), me quitan la bolsa del hombro y me suben a una camilla. Los preparadores de Baghdatis lo acomodan a él sobre la camilla contigua» (…). «Ahora boca arriba en las entrañas del estadio Arthur Ashe, con mi mano en la mano de un rival derrotado y a la espera de alguien que venga a ayudarnos hago lo único que puedo hacer. Dejo de luchar contra ella (la idea del retiro). Cierro los ojos y observo. Nada más». 

Jugador potente, ágil e hiperquinético, emocionalmente inestable, el carácter de Agassi siempre marcó diferencias con sus ocasionales rivales. Desde su vestimenta atípica (como sus característicos shorts de jeans gastados «Nike») o el uso de pelucas para disimular su incipiente calvicie hasta sus incontables apariciones mediáticas, sus grandes victorias y sus humillantes derrotas. 

Andre Agassi y Andrés Gómez, final de Roland Garros (Año 1990)

«Cada mañana me levantaba y encontraba otro poco de mi identidad en la almohada, en el baño, en el desagüe. Entonces me pregunté: ¿Vas a ponerte un peluquín? ¿En la cancha de tenis? Y me respondí: ¿Qué otra cosa puedo hacer?».

Por eso decidió jugar todo el torneo de Roland Garros con una peluca pelilarga. Consideró junto a su hermano Phil que era necesario que la imagen de chico rebelde del circuito no se viera afectada por la falta de cabello y mucho menos en una final de Grand Slam.

“Mientras caliento antes del partido, rezo. No para conseguir una victoria, sino para que no se me caiga el postizo. En condiciones normales, jugar mí primera final de Grand Slam me pondría tenso. Pero mí endeble postizo me tiene catatónico. Se me desprenda o no, yo imagino que sí se me desprende. Con cada salto, con cada embestida, lo imagino aterrizando sobre la tierra batida, como uno de esos halcones que mí padre abatía en pleno vuelo. Oigo ya el grito ahogado del público. Imagino a millones de personas acercándose más a sus televisores, volviéndose a mirar unos a otros y diciendo, en docenas de lenguas y dialectos, algo así como: ¿Se le acaba de caer el pelo a Agassi?, señala sorprendentemente en su libro.

Andre Agassi

El “kid de Las Vegas” perdió aquella final con el ecuatoriano Andrés Gómez. Agassi recién ganaría su primer Slam en el torneo de Wimbledon ’92 y festejó emocionado tras completar los cuatro torneos Majors en París. Derrotó al ucraniano Andrei Medvedev después de haber tenido una desventaja de dos sets a cero, nueve años después de la primera final famosa por el episodio de la peluca.

En sus veinte años de carrera profesional llegó a ser número 1 en el ranking ATP durante 101 semanas, ganó los cuatro torneos individuales de Grand Slam (Australia, Estados Unidos, Roland Garros y Wimbledon), marca solo igualada por otros tres tenistas, Rod Laver, Roger Federer y Rafael Nadal. Ganó el ATP Tour World Championships de 1990 y también recibió una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.

Andre Agassi durante la premiación en los JJOO Atlanta (Año 1996)

No obstante haber obtenido tantos galardones, (también ganó en tres oportunidades la Copa Davis para su país) durante todos esos años su carrera pareció desarrollarse a la sombra de otro grande del tenis estadounidense Pete Sampras. «Hemos disputado treinta y tres partidos a lo largo de nuestras respectivas carreras, entre ellos cuatro finales de Grand Slam. Él me lleva ventaja, pues ha ganado 19, y yo 14, además de tres de las cuatro finales de Grand Slam. Él dice que yo saco lo mejor de él, pero yo creo que él ha sacado lo peor de mí».

“Todo el trabajo, la ira, las victorias, los entrenamientos, las esperanzas, el sudor,  me lleva a la misma sensación de decepción, de vacío. Por más que ganes, si no eres el último en ganar, eres un perdedor. Y al final siempre pierdes, porque siempre está Pete. Como siempre, Pete”, enfatiza en su eterna rivalidad con quién fuera su contracara deportiva.  “Por primera vez desde que lo conozco, incluídas las veces en que me ha dado palizas en las pistas, envidio a Pete por ser tan soso. Ojalá pudiera emular su espectacular falta de inspiración y su peculiar falta de necesidad de inspiración”.

Andre Agassi y su esposa Steffi Graf

Pero también su vida privada ha sido objeto del seguimiento de los medios y en «Open» es abordada con total sinceridad. Tanto su breve y tumultuoso matrimonio con la actriz Brooke Shields, como su segundo casamiento con la tenista Steffi Graf, como por haber reconocido públicamente que había consumido metanfetaminas en 1997, el año en el que se derrumbó tanto en el tenis como en su vida personal y de habérselo ocultado a la ATP para no ser sancionado.   

Último partido de Andre Agassi, US Open (Año 2006)

Ademâs, por haber creado en Las Vegas, en el marco de la fundación que lleva su nombre, la «Andre Agassi College Preparatory Academy», que brinda educación escolar a cientos de niños y adolescentes de bajos recursos.

Andre Agassi se retiró de la práctica del tenis profesional el día 3 de septiembre del año 2006, al perder en la tercera ronda del US Open con el tenista alemán Benjamin Becker en parciales de 5-7, 7-6 (7-4), 4-6 y 5-7.

 

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