“El río es un viaje en sí y es un río que está detenido además, está herido. Esa herida tiene que ver con las violencias, con un proceso migratorio que es profundamente violento en cuanto a los sujetos que están ahí, en cuanto al corte de la lengua, nuestro hablar, el mapudungun. Es un proceso sumamente violento y desde ese lugar violento se empieza a escribir”.
Daniela Catrileo
«Pero, ¿en qué idioma crecer? ¿En qué lengua enmudecer? Solo un tejido antiguo recibes de tu abuela, una manta, un lenguaje mudo que se incrusta en la piel».
“¿Catrileo o catri-leufu? ¿Daniela Río detenido, Daniela Río Cortado, Daniela Río herido?”
Soledad Fariña.
Daniela Catrileo, escritora, poeta y profesora de filosofía mapuche, nació en Santiago en 1987. Hija de la diáspora mapuche, su familia es originaria del territorio del Wallmapu en el sur de Chile. Su juventud transcurrió en la periferia de Santiago y, desde muy joven, ha vinculado toda esa experiencia con su escritura, recogiendo fragmentos de los lugares que habita.
Representante de una potente generación de artistas mapuche, plasma en su obra la recuperación de la memoria y de su identidad, experimentando las mixturas de lo que significa ser mapuche y habitar la ciudad en un movimiento permanente de reencuentro y búsqueda. Catrileo explora nuevos territorios, desde el desarraigo y la oportunidad de construir su lugar de pertenencia.
A continuación, pueden leer nuestra entrevista con una de las nuevas voces literarias más destacadas de nuestro continente.
“Hay madejas que no solo se enredan en el corazón,
Sino que amarran nuestras lenguas para siempre”
Daniela Catrileo, “Piñen”.
¿Cómo fue tu proceso en la escritura narrativa y en la poesía?
Escribo desde muy niña, impulsada por talleres de literatura en el colegio. También he llevado diarios de vida durante varios años, creo que esos dos acontecimientos son significativos para pensar los procesos de escritura. Por una parte, compartir lo que una escribe, crear con otres y leer en voz alta. Por otra, tener el hábito cotidiano de la escritura como testigo. La poesía y la narrativa son la continuidad de esos gestos iniciales.
¿A tu juicio, cuál es la situación actual de la literatura y el arte mapuche en Chile y en otros territorios donde está presente el pueblo mapuche?
Creo que es una situación fecunda, porque existe y sigue movilizándose en distintos frentes y territorios. Tenemos una herencia cultural importante que se ha desarrollado estéticamente y que reconocerla es parte de su continuidad. Hoy hay cruces más evidentes entre formas tradicionales y formas contemporáneas, hay corporalidades situadas, hay procesos de enunciación, mixturas, experimentación y reflexión política. También las transformaciones territoriales, las migraciones y la internacionalización de algunes artistas ha difundido y promovido la creación para otras generaciones mapuche interesadas en seguir imaginando producciones simbólicas.
Es evidente la importancia que tiene el tema de la identidad y del testimonio mapuche en tus obras, tu cultura impacta en tu creación literaria. ¿Nos puedes comentar respecto a esta característica tan propia?
No creo que sea tan propia, es más bien compartida. Hace varios años existe en la literatura mapuche que ha planteado este tipo de cuestionamientos o nudos, podríamos hablar de siglos a estas alturas. La memoria, los relatos testimoniales, la enunciación política como reconocimiento de pertenecer a un Pueblo nación. De todas formas, estéticamente me interesan más las identidades fronterizas y dinámicas, las singularidades que ocurren en los intersticios. Por eso, escribo desde varias imbricaciones sociales, los personajes que habitan las contradicciones de las culturas, las mixturas, los quiebres, más que las certezas me movilizan para crear.
Vemos que existe un grupo importante de jóvenes artistas mapuche (Paula Baeza Pailamilla, Seba Calfuqueo), irrumpiendo en el ámbito artístico en todas sus expresiones. ¿Lo ves así? ¿Cómo valoras esta situación?
Sí, yo creo que existe una escena importante movilizando los frentes del arte mapuche contemporáneo. Lo vimos en el encuentro Entun (encuentro de arte contemporáneo mapuche) que realizamos el año 2021 con el Colectivo Rangiñtulewfü en la Galería Metropolitana, ahí convergieron artistas que tienen más experiencia con otres que están comenzando. Dialogamos en torno a sus obras, pero también a las problemáticas políticas de la creación. Ficwallmapu (Festival Internacional de Cine y las Artes Indígenas y Afrodescendientes en Wallmapu) también ha visibilizado varias de sus obras, también otros espacios mapuche. Personalmente, desde la investigación, me interesa lo que está ocurriendo con mujeres y disidencias del mundo mapuche, en cómo el uso de los cuerpos, la sexualidad, la memoria y el despojo son elementos que se vinculan para pensar obras cruzadas por la herida colonial. Considero que son temas significativos, porque muchas veces quedan a la deriva frente a “los grandes temas” del Pueblo Mapuche.
¿Qué importancia le asignas al nombramiento del escritor y poeta Elicura Chihuailaf como Premio Nacional de Literatura 2021?
Creo que es un premio importante para la literatura mapuche, en este caso, no sólo se reconoce a un autor, sino que también a la creación de un pueblo. En aquella jornada ví varias expresiones de felicidad y celebración entre pu lamngen (“todos los hermanos”) y vaya que necesitamos alegrarnos por logros de otros hermanos y hermanas. De todas maneras, hay un tema de fondo que queda velado con estas elecciones y es el cuestionamiento ante la competencia, pues quedan excluidas varias autorías, especialmente de mujeres. Además, este es el primer premio de esta naturaleza a un escritor mapuche, lo que nos hace pensar: si no se lo han dado a muchas mujeres ni a autores indígenas, ¿A quiénes se ha estado premiando año tras año? Me gustaría imaginar la posibilidad de una nueva forma de reconocimiento a la trayectoria, al trabajo de escritores y escritoras, que signifique algo más profundo que alentar una competencia con un sólo ganador. Pues habitar el oficio de la cultura sin políticas públicas dignas, es seguir alentando precariedades, con una visión muy romántica de la sobrevivencia artística.
¿Qué valor tienen las redes en tu trabajo? Nos referimos a iniciativas o proyectos con artistas (mapuche o no).
Trabajo colectivamente hace varios años, con distintos equipos. Me gusta pensar en las contaminaciones epistémicas y el contagio de reflexiones en torno a las obras. Pues cuando una se planea en comunidad, en trabajo colectivo, va desarrollando diálogos críticos, aprendizajes, influencias. Creo que esto no sólo me ha sucedido de forma personal, en Rangiñtulewfü (entre ríos) ha sido un cruce de perspectivas sensibles en torno a la creación. Y aquello es parte de nuestro trabajo, individual y colectivo. Más allá que no seamos un colectivo de arte, todes nos dedicamos un poco a su ejecución o investigación.
Somos seguidores de tu producción literaria. Te conocimos con “Río Herido” y “Piñen”. “Piñen”, es un libro impactante, profundo y áspero. Como dice Selva Almada: “Piñen duele como un chicotazo”. Después nos sorprendiste con tu poesía en el potente “Guerra Florida” y el maravilloso “El territorio del viaje”. Para nosotros, tus lectores, es impresionante cómo tu escritura tiene esa capacidad de mostrarnos la dura realidad que nos duele y moviliza. Y al mismo tiempo, nos muestras una ternura desbordante en tus libros de poesía. ¿Cómo logras esa transformación?
No sé si me planteo aquellas cuestiones como escindidas, más bien son parte de lo mismo. Un escenario puede ser áspero y tierno. Creo que así ha sido parte de crecer en este pedazo de tierra también. Traduzco una realidad que me interesa, pero que ha permeado una experiencia colectiva. No sólo pertenecer a un pueblo indígena, sino que crecer en las periferias. Recolectar los tejidos que se conforman entre esos mundos, donde la mixtura es lo primordial, ficcionar personajes que transiten los lugares incómodos, medio invisibles. Es como seguir escuchando las historias de las vecinas, tras una ventana.
¿Te sientes cercana a alguna escritora chilena desde algún punto de vista? Es hermoso que hayas escogido a Gabriela Mistral en las citas del inicio de tu libro “Guerra Florida”.
A muchas, les debo harto a las poetas chilenas, especialmente a quienes escribieron en dictadura, a quienes escribieron frente a la censura, a la imposibilidad. También a las escritoras mapuche que lo intentaron antes. Y quizás mucho más a quienes ni siquiera pudieron escribir como nosotras.
Hemos leído en tus entrevistas que el “feminismo blanco” no está luchando por las demandas de los pueblos originarios, esto es porque siguen centradas en el género como única forma de opresión. ¿Qué pasos se deberían dar a tu juicio para avanzar en este sentido y que no sean sólo palabras vacías para el discurso?
Es que al feminismo blanco no le interesa una lucha contra el colonialismo, contra el racismo, porque es parte de una estructura con la que han levantado sus privilegios. Esto no quiere decir que no existan feministas con otras perspectivas políticas, al contrario. Hay varios movimientos que se piensan colectivamente, a pesar de las heterogeneidades de sus demandas. Hay feministas que están en varias luchas constantemente, son parte de movimientos sociales de organizaciones de la sociedad civil, plantean un marco amplio de luchas. En esos lugares veo varios puntos de encuentro, ante todo, cuando nos planteamos temas como el extractivismo, la devastación de los bienes comunes, el despojo territorial, etc. Eso ya ocurre, pero no son temas que convoquen a un feminismo blanco porque finalmente es un sistema de pensamiento que no se piensa con lógicas anticapitalistas o más allá del neoliberalismo.
¿Cómo es la recepción de tu producción literaria en el extranjero? Sabemos que participas permanentemente en ferias internacionales. ¿Cómo es tu experiencia en esos ámbitos?
Me gusta que los libritos viajen, que otres puedan traducir sus mundos en lo que he escrito. Agradezco poder viajar con mi trabajo y que sea la poesía, la literatura que me lleve a otros territorios. No deja de sorprenderme igual, creo que es conmovedor movilizarse por las invitaciones que nacen con la palabra, con la creación.
¿De qué se trata el colectivo Rangiñtulewfü? ¿Y cuál es tu rol específico allí?
Es un Colectivo Mapuche, integrado por diversos pu lamngen que se han reconocido en la diáspora mapuche. Habitamos diferentes territorios y levantamos proyectos en base a reflexiones comunes que nos interesan: las disidencias sexuales dentro de los mundos indígenas, las identidades fronterizas, la escritura, el arte, el encuentro con otros pueblos indígenas o comunidades afrodescendientes, cuestionar los esencialismos, los feminismos anticoloniales, etc. Llevamos varios años en ello, una parte de esas reflexiones las hemos canalizado mediante la Yene (ballena) Revista. Mi rol es trabajar en colectivo, todes hacemos un poco de todo.
¿Nos podrías comentar acerca de algún proyecto personal que te entusiasme actualmente?
Siempre estoy en varios proyectos paralelos con diferentes equipos. Entre ellos, la Yene Revista que es un lugar colectivo donde convergen varias voces y me entusiasma lo que hemos construido allí, sobre todo, los cruces entre contenidos, territorios, formas estéticas. Otro proyecto que debería venir pronto, es un trabajo de micro-documentales de literatura mapuche llamado Archipiélago, donde aparecen reflexiones de varias pu lamngen poetas, escritoras importantes para pensar nuestra literatura en el que hemos estado trabajando junto a la realizadora audiovisual Rocío García, la fotógrafa Lorna Remmele y la sonidista Constanza Asenjo.
Daniela Catrileo (Santiago, 1987)
Es escritora y profesora de Filosofía. Integrante del Colectivo Mapuche Rangiñtulewfü y parte del equipo editorial de la revista Yene. Ha publicado los libros Río herido (2016), Guerra florida (2018, Premio Municipal de Santiago), El territorio del viaje (2017, 2022) y la plaquette Las aguas dejaron de unirse a otras aguas (2020). En 2019 publicó Piñen, reconocido como Mejor Obra Literaria en categoría Cuento de los Premios Literarios otorgado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio de Chile. Durante el año 2020 obtuvo el primer lugar del concurso Ax: Encuentro de las Culturas Indígenas y Afrodescendiente (2020) de la SUBPO del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural por su obra audiovisual Llekümün.
No conocía a Daniela, la descubro ahora, y me impacta su inteligencia, lucidez y sensibilidad, desde ya, leerla es una deuda conmigo mismo, que intentaré en breve.
Muchas gracias. Nos interesa mucho exponer los pensamientos de estos jóvenes intelectuales destacados.
Grandes felicitaciones a Daniela Catrileo, ya que con su esfuerzo y perseverancia ha sabido horadar las profundidades del alma humana para convertir sus dolores, sus sentimientos y emociones en una poesía que transforma a quien tiene la fortuna de leerla o escucharla.
Esta nueva generación de artistas mapuche a la que pertenece Daniela tiene representantes en artes visuales, música, pintura, poesía etc. Nos dan un gran lección de vida.
Felicitaciones por esta emocionante entrevista.
Muchas gracias. Estamos muy contentos de haber podido entrevistar a Daniela cuya respuestas son muy interesantes y resultan un aporte enorme.