«Yo lo que te digo es: toca a tu manera. No toques lo que el público quiere oír. Toca lo que tú quieres y deja que el público lo descubra después, incluso si les cuesta quince o veinte años». (Thelonius Monk)
Monk
Thelonius Sphere Monk, pianista personalísimo y autodidacta, desafió al mundo musical de su época con una propuesta musical original y arriesgada. A lo largo del tiempo fue consolidando un estilo propio, que mucho le debe al stride, una derivación del ragtime, que podría resumirse en estos términos: mientras la mano izquierda del pianista deambula por el teclado de una nota baja a un acorde, estableciendo la pulsación y el fundamento armónico del tema, la mano derecha improvisa elementos melódicos rápidos y muy sincopados.
Cito a Geoff Dyer, quien en su libro «Pero hermoso, Un libro de Jazz» de Random House, describe poéticamente acerca de la controvertida personalidad de Monk y sus características musicales, poniendo énfasis en el particular vínculo con su esposa Nellie:
(…) «Con la música no hacía concesiones, simplemente esperaba a que el mundo comprendiera lo que hacía».
(…) «Una vez se había enterrado en la canción y se la sabía de arriba a abajo, tocaba a su alrededor, nunca dentro de ella: pero siempre con aquella intimidad, con franqueza, porque estaba en el corazón mismo de la canción, en su interior».
Nacido en Rocky Mount, Carolina del Norte, el 10 de octubre de 1917, su familia se mudó a Nueva York, por lo que su vida se desarrolló en la gran ciudad. Comenzó a tocar el piano a los seis años y, aunque recibió algunas lecciones musicales, fue principalmente un autodidacta. Estudió en el instituto Stuyvesant aunque nunca se graduó.
Aprendió a tocar en fiestas privadas y conciertos de Harlem. A los 16 años se fue de gira con un grupo evangélico acompañando en el órgano a un predicador de esa iglesia. De regreso, dos años después, comenzó a desempeñarse como pianista residente en el legendario Minton ‘s Playhouse, el club neoyorquino donde desplegó un estilo propio. Allí crea el bebop junto a otros jóvenes músicos que se convertirían en leyenda, como Charlie Parker, Dizzy Gillespie. Bud Powell, Charlie Christian, Kenny Clarke, Max Roach y tantos otros que contribuyeron a crear el jazz moderno.
Pero a Monk no le interesaba «el virtuosismo superficial ni el ostentoso estilo de improvisación de otros exponentes de su generación». Siempre estuvo a la vanguardia, aunque mantenía una relación compleja con el resto de sus colegas. Ayudó a crear nuevas corrientes estilísticas, pero después no las acompañaba, por lo que siempre era difícil ubicarlo dentro de alguna de ellas. Él iba por su propio camino. Ya en los 60′, cuando el jazz experimentaba una frenética metamorfosis que marchaba a toda velocidad, Monk seguía retornando a la tradición como si el tiempo no hubiese pasado.
Según lo define Frank Tirro: “Thelonious Monk fue un caso aparte, considerado un excéntrico incluso en el seno de la excéntrica comunidad del bebop. (…) Siempre dio la impresión de haber generado una técnica propia y de carácter completamente autodidacta, no influida por la escucha de otros maestros. (…) Su influencia fue decisiva sobre Miles Davis, John Coltrane, Sonny Rollins (…) y muchos otros. Su enfoque anacrónico de lo que debía ser la melodía, la armonía y el ritmo de una pieza jazzística, así como su técnica percusiva, angular y disonante ejercieron una influencia seminal sobre infinidad de artistas jóvenes, al demostrar que el jazz podía ser interpretado y reinterpretado desde muy distintos ángulos».
Su técnica instrumental era muy heterodoxa. Cómo no tenía manos de pianista y sus dedos eran cortos, lo compensaba con una particular costumbre: subir mucho las manos y atacar las teclas con los dedos rígidos. Aquella extraña manera de compensar la poca envergadura de sus manos le resultó ideal para conformar su estilo de ejecución (stride), porque ese ataque percusivo le otorgaba una fuerza especial y eso, más que un efecto sutil, era lo que el estilo requería.
Además, Thelonious adornaba todo con repentinas oleadas de notas al estilo de otra de sus grandes influencias: Art Tatum. A primera vista, el estilo de Monk parece muy diferente al de Tatum, quien incluía en sus composiciones de jazz algunos elementos tomados de la música clásica (a Tatum le gustaba improvisar sobre piezas de Chopin, Dvorak). Pero la verdad es que, pese a ser mucho más ecléctico que Monk, Art Tatum también se consideraba, antes que nada, discípulo de los pianistas de stride.
A pesar de haber protagonizado siendo muy joven el nacimiento del bebop, fue menospreciado por buena parte de la crítica y su carrera entró en decadencia a finales de los 40’, pero en 1951 inició su renacimiento. En los quince años posteriores, grabó numerosos discos para los sellos Blue Note, Prestige, Riverside y Columbia, y se convirtió en el cuarto músico de jazz que apareció en la portada de la revista Time (antes que él lo hicieron Louis Armstrong, Duke Ellington y Dave Brubeck).
Nellie
Monk era un hombre corpulento. Solía llevar traje a rayas, gafas y boina o kufi, el gorro tradicional de África occidental, que vestían muchos intelectuales afroamericanos en la época. Su aspecto apenas disimulaba una fragilidad interna que lo volvía muy vulnerable y dependiente de su esposa Nellie. De pocas palabras, reservado hasta extremos patológicos, lo que le otorgaba un aire enigmático. Precisamente «Misterioso» se llama uno de sus álbumes más célebres, grabado en directo en 1958 junto al cuarteto que lideraba.
(…) «Sin Nellie, Monk estaba perdido. Ella le indicaba qué ropa ponerse, lo ayudaba a vestirse los días que estaba demasiado apabullado hasta para vestirse solo, cuando se enredaba con las mangas del traje y se perdía en las complejidades de atarse la corbata. El orgullo y la satisfacción de Nellie derivan de posibilitar que él creara música».
Nellie tenía fascinación por Monk y lo que él representaba: (…) «Había veces en que Nellie lo miraba y le daban ganas de llorar, no porque le diera lástima, sino porque sabía que un día Monk moriría y en el mundo no habría nadie como él«.
Ella lo llamaba «Melodious Monk», y él le escribió una canción titulada «Crepuscule with Nellie». Lo acompañó hasta sus últimos días.
Dio su último concierto oficial en el Carnegie Hall de Nueva York en 1976.
(…) «Pasó sus últimos diez años de vida en casa de Nica (*), al otro lado del río, en Nueva Jersey, con una vista de Manhattan que ocupaba todos los ventanales, vivía con Nellie y los niños. No tocaba el piano porque no tenía ganas. No veía a nadie, rara vez hablaba o salía de la cama, disfrutaba de sensaciones simples como oler un cuenco con flores, ver las hojas cubiertas de polvo. Se perdió en su laberinto interior y se entretuvo allí, sin encontrar la salida».
Murió en 1982, a causa de un derrame cerebral en Englewood, Nueva Jersey. Fue plenamente reconocido por críticos y aficionados, sobre todo después de su muerte, dejando un repertorio jazzístico de standars como «Round Midnight», «Blue Monk», «Straight, No Chaser» y «Well, You Needn’t».
(…) «El silencio descendió sobre él como el polvo. Se adentró en lo más profundo de su ser y nunca más salió. Cuando le preguntaron: ¿Cuál crees que es el propósito de la vida? Morir, respondió lacónicamente».
Aunque su maravilloso legado musical sigue vivo.
(*) Baronesa Pannonica de Koenigswarter, millonaria de la rama inglesa de la familia Rothschild y gran protectora de los músicos de jazz.
Magnífica reseña. Pannonica es uno de sus temas. Recien me entero la razón. La relacion con Nellie es fundante, como su origen vinculado a un monasterio. Una historia de Amor. Un ejemplo más de como el Amor crea belleza.