Es invierno en Santiago de Chile y el SANFIC (Festival Internacional de Cine de Santiago) es un entretenido plan para combatir el frío invernal. Me dirijo a ver la película “A quiet passion”, traducida al castellano como “Historia de una pasión”. Basada en la vida y obra de la gran escritora y poeta norteamericana Emily Dickinson, el film transcurre en la segunda mitad del siglo XIX. La protagonista escribe y lee poesía durante toda la película. Hasta aquí el relato podría no generar un gran interés por ver este film, pero “Historia de una pasión” supera las expectativas iniciales. Bajo la dirección magistral del británico Terence Davis, conoceremos la vida de una mujer cuya pasión interior desbordó los límites de la poesía.
Emily Dickinson es protagonizada espléndidamente por Cynthia Nixon (la misma actriz de la serie “Sex and the City”). En una época donde en el cine abundan las superproducciones, la obviedad y el brillo, vale la pena arriesgarse con esta historia.
Emily Elizabeth Dickinson (1830 -1886) vivió en Amherst, Massachusetts, Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XIX. Pasó casi toda su existencia en la casa de campo de su familia, no se casó ni tuvo hijos, y en sus últimos años no salió de su habitación. La película narra su vida desde su adolescencia, cuando deja de asistir a un colegio de monjas, hasta su muerte a los 56 años. Murió sin recibir ningún reconocimiento por su obra y creyendo que jamás nadie la recordaría. Tratándose de una trama que pareciera carecer de gran atractivo en nuestros días, uno de los valores de este film es su relato visceral de lo que significa no ser reconocido.
Con el paso de los años, Emily va sintiendo una gran tristeza y un miedo patológico al mundo exterior. Sufre constantemente al darse cuenta de que sus talentos, aunque reconocidos por su familia, no tienen ningún valor para la sociedad en la que vive. Su vida se convierte en una declaración de principios sobre la valoración social del arte y el lugar de la mujer en la sociedad. Los escritos y poemas de Dickinson fueron desechados por venir de una mujer sola, supuestamente “amargada”.
Unos meses antes de cumplir 20 años, Emily Dickinson conoció a la mujer que sería su musa. Susan Gilbert se había establecido en Amherst, tras graduarse en la Academia Femenina de Utica en Nueva York. El verano de 1850 fue descrito por la poeta como la época en que «comenzó el amor por primera vez, en el escalón de la puerta principal y debajo de los árboles de hoja perenne».
Pero Emily no fue la única persona encantada con Susan, su hermano Austin Dickinson, quedó cautivado también. Este hecho no impidió que Emily y Susan desarrollaran una apasionada amistad. «Somos los únicos poetas», dijo Emily a Susan, «y todos los demás son prosa».
Susan terminó casándose con el hermano de Emily. En sus cartas se revela la historia del amor entre dos mujeres que exploraron las alegrías y tristezas de su vínculo, logrando que Dickinson convirtiera sus más grandes anhelos en una revolución creativa que transformaría la poesía para siempre.
Su prosa es simple, transparente y, al mismo tiempo, de una gran profundidad. Su densidad poética es innegable. En la época de los magníficos y voluptuosos poemas de Walt Whitman (considerado de forma unánime el máximo poeta de los Estados Unidos), Dickinson escribía otro tipo de épica basada en la grandeza de lo pequeño, en el misterio de lo cotidiano y de lo privado. En su escritura nos muestra que las cosas importantes y valiosas de la vida suceden todos los días.
Dickinson, al escribir poesía en el siglo XIX, peleó con sus pares los lugares de poder que en ese entonces eran impensados para las mujeres. Su pasión desbordante y su fuerza poética, tal vez cubrían esas ausencias emocionales a las que no podía acceder desde lo personal pero sí desde lo intelectual.
“Haber sido inmortal trasciende el llegar a serlo” escribió en una de sus cartas, representando un testimonio de quien supo llegar a la plenitud a través del dolor y el aislamiento. Nunca una escritora tan melancólica, introvertida y en soledad narró tan claramente, con una capacidad poética asombrosa, la maravilla de estar vivos y presentes. Al mismo tiempo, Dickinson nos declara los secretos más profundos de su corazón y confiesa sus sentimientos abiertamente. Se la sitúa junto a los poetas fundacionales estadounidenses como Edgard Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman. En su encierro voluntario, Dickinson construyó una de las obras más sólidas de las letras, constituyendo una voz deslumbrante de la literatura universal.
Cuando leemos a los clásicos, a veces los situamos como los representantes de una época siendo que ellos fueron quienes quebraron los moldes de ese periodo. Tal vez, al negar integrarse a la sociedad, Dickinson fue acumulando su energía artística y, debido a que nunca abandonó la casa paterna, la fuerza de su poesía “rompió los moldes”, aislada en su permanente adolescencia, romántica y rebelde.
Podríamos afirmar que la vida y obra de Emily Dickinson representan un manifiesto de rebeldía frente a una sociedad indiferente con la emocionalidad y los talentos artísticos. Nos preguntamos: cuántos potenciales artistas estarán en habitaciones cerradas esperando ese mismo reconocimiento que nunca llega.
El escritor Juan Marqués nos dice “La poesía es la memoria del mundo, penetra en las conciencias y en las naciones y da enérgicos empujones a la historia, inventa y derriba dioses, funda y destruye regímenes, declara guerras y mueve montañas…Y lo cierto, sin embargo, es que los más profundos y sublimes poemas que se escribieron en el siglo XIX fueron escritos en la pequeña ciudad norteamericana de Amherst por una de las más sigilosas y solitarias mujeres de las que haya quedado noticia».
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Su pecho es propicio para perlas,
Pero yo no soy un Buceador
Su frente es propicia para tronos
Pero yo no tengo penacho.
Su corazón es propicio para un hogar
Yo, un Gorrión, construyo ahí
Con la dulzura de las ramas
Mi perenne nido.
Que bueno rescatar la biografía de personas, muy hermoso relato
Muy interesante su vida y bella poesía.
Si duda una mujer incomprendida en su tiempo, una de las mejores poetas que he leído. Excelente artículo.
¡Gracias por tu comentario! Emily Dickinson, una de las grandes de la lírica estadounidense. Encontró la libertad desde la soledad de su habitación.